martes, 25 de noviembre de 2014

La vulnerabilidad

(Esta reflexión la escribí hace aproximadamente un año, hoy tiene aún más sentido para mi)

Hace dos días vi la película “Cuando Nietzshe lloró”. En el films el filósofo comprendía como una desventaja el hecho de que “otro lo ayudara, se acercara o intentara tener un contacto emocional o de cualquier tipo con él”, pues era una forma de dominio. Cuando se es dominado, se pierde poder y autonomía. Por lo tanto, según su lógica, no debemos permitirnos la vulnerabilidad.

Al ver esto en la película, de inmediato me dije: él está equivocado, eso no es vivir. Pero pensé un poco más y algo de lógica había en sus palabras. En estos días, debido a muchos elementos que me rodean, he estado pensando en mi propia fragilidad, en cuán vulnerable soy ante los demás, hasta que parte de mi le permito llegar al resto y el inmenso poder que les otorgo al hacerme susceptible a ellos.

Cuando alguien llega a lo profundo de nosotros tiene poder, sus palabras son determinantes, sus actos son determinantes, todo lo que el otro haga o no haga determina algo en nosotros. Y así como puede construir e impulsarnos a ser mejores, puede destruir y hacernos sentir peores. Por lo tanto, Nietzshe sí estaba en lo cierto. Entonces… ¿Por qué algo no me cuadra aquí?

¿Por qué cada vez que me hago accesible también me hago potencialmente “dañable”? ¿Por qué cada vez que alguien se hace accesible a mí soy potencialmente “un peligro”? OK, esto tiene que ver con la mirada que se le está dando al asunto y esta es la mirada errada.

La vulnerabilidad no es una desventaja, es un privilegio. Entonces... ¿por que es tan aterrador ser vulnerable? Pues porque es un privilegio por el que sí se debe pagar un precio.

Es un privilegio poder andar por la vida sin caretas y posturas. Es, realmente, liberador dejar de vivir con mecanismos de defensa. Pero es, igualmente, arriesgado, porque no sólo dejaremos ver lo bueno de nosotros, sino también, lo que nos parece malo. Yo intento ser un libro abierto; de esta forma me arriesgo, cada vez que hablo, a mostrar las verdades desde mis ojos; que, por cierto, no siempre serán objetivas (por no decir que, derechamente, para los demás muchas veces serán erradas). Así, estaré muchas veces expuesta a juicio y a critica, pero ¿a caso no lo estaré también cuando use mascarás? Así estaré susceptible a que me dañen, pero también estaré receptiva a que me ayuden a crecer. En el fondo ser vulnerable es tener la libertad de amar y amarse.

La vulnerabilidad es un voto de confianza ¿Traicionarán nuestra confianza? SÍ ¿Traicionaremos nosotros mismos nuestra confianza? SÍ ¿Traicionaremos la confianza de otros? SÍ… pero vale la pena la libertad de ser quienes somos. Vamos aprendiendo a amar quienes somos y permitir a otros amarnos, como también permitimos a otros poder ser libres con quienes son y, de esa forma, amarse y amarnos. “Si dejas tu mascará, me será más fácil dejar la mía; sí dejo la mía, te ayudaré a abandonar la tuya”.

Hace algún tiempo vengo escuchando muchas versiones de lo que, supuestamente, es amar… pero amar, en mi opinión, es al final “pasar las barreras que nosotros mismos nos hemos creado para vernos de verdad”. Quizá nuestro esfuerzos por ser vulnerables no sean apreciados, pero sabremos que hemos pasado esas barreras y amaremos con sinceridad.

He aprendido que “Ser vulnerable no me hace menos, ser débil no me hace menos, ser frágil no me hace menos… quizá para esta sociedad competitiva e individualista y bla, bla, bla, Sí; pero para los valores en los que creo, definitivamente No Mi fortaleza no esta en lo fuerte que 'aparento' ser; sino más bien en lo débil que realmente soy... Porque en mi debilidad lo veo a Él más fuerte” y es allí donde todo esto tiene sentido... en la persona de Cristo, que nos llama a amar como Él nos amo, derribando todas las barreras culturales (nuestra cultura nos enseño a escondernos) y personales (nuestra historia nos enseño a protegernos). Amar, amarlo a Él para poder amarnos y amar al resto desde la realidad de quienes somos.

Ser vulnerables es una decisión (diaria)… no es fácil, pero creo que vale la pena.

La vulnerabilidad es, al final, aprender en el camino de lo vivido y seguir intentando ser vulnerables. No es ser victimas, sino voluntarios. No es ser ilusos, sino intencionados. No es ser indefensos, sino esperanzados.

Aceptemoslo, queriéndolo o no, seremos frágiles de todas formas, el punto está en serlo por consecuencia de la vida (llenos de mascarás) o por opción (en libertad).

Yo quiero ser vulnerable. Mi oración es que las circunstancias, los contextos, las vivencias no desgasten mis ganas de amar a los otros, no corrompan mi esperanza, no endurezcan mi corazón. Quiero ser cada día más humana, menos artificial. Es seguro que muchas veces fallaré en mi intento, pero podré ir a la Cruz diariamente para recordar la verdad... “sólo con las fuerzas de Él puedo amar (a mi y a los demás)”


Esta es la opción que yo he tomado... 
¿Cuál es la tuya?

domingo, 13 de julio de 2014

¿Qué hacer? estudiar, trabajar... ay el futuro!

¿Quieres ser alguien en la vida? ¿Quieres hacer algo que te dé satisfacción por resto de tu vida? ¿Quieres ser grande? Y está esta decisión que debes tomar sobre tu futuro ¿Qué voy a hacer? ¿Estudiaré o no? ¿Qué voy a estudiar?... no es fácil… ¿Verdad?

Hay algo que debes considerar primero: Tú no eres lo que estudies, Tú no eres el trabajo que realices, Tú no eres las metas que pretendes cumplir de aquí a algunos años… eso no es lo que tú eres, aunque es una ‘parte’ de lo que eres y serás. Tú no sólo serás alguien, tú ya eres alguien. Tú eres un ser hecho a imagen de Dios y eso es lo que seguirás siendo el resto de tu vida. Partiendo de esa base lo que decidas sobre tu futuro no cambiará lo que eres, irá definiendo el cómo y quizá, también, el dónde desarrollaras una parte de tu vida.

Ahora, el trabajo no es sólo una actividad que realizas, es una bendición dada por Dios para los hombres. En el libro de Génesis donde se relata en prosa y verso el inicio de todas las cosas encontramos el origen del ‘Trabajo’. Dios realiza su acción creadora, crea un universo, crea a los hombres y les da una tarea “labrar y cuidar la tierra”, les da una actividad que les permite interactuar con todo lo creado cuidándolo y obteniendo un futo de ello. Cuando Dios le da esta tarea a los hombres, el texto bíblico inicia diciendo “Dios los bendijo y les dijo:…”. El trabajo es esta labor, dada como bendición por Dios, en la que nos relacionamos activamente con nuestro entorno y que nos permite obtener nuestro sustento.

Considerado todo esto, nos encontramos ante tu interrogante ¿Qué hacer? ¿Qué opción tomar?... pues para poder responderte a ti mismo eso hay otras preguntas que debes hacerte antes ¿Por qué quieres estudiar? ¿Para qué quieres estudiar? ¿Esto tiene algo que ver con tu vocación?... y aquí va este tema, “Vocación” ¿Qué es la vocación? ¿Cuál es tú vocación? ‘Vocación’ palabra que viene del latín que, según el diccionario, significa: ‘Inclinación que siente una persona hacia una profesión o forma de vida’. Pero como saber ¿Cuál es nuestra vocación? O si ¿Esto que estas decidiendo es a fin con tu vocación?

Buscando una respuesta escuchamos muchas voces, las externas y las internas. Entre tantas voces uno comúnmente se pierde y confunde, en momentos como estos donde decidir parece algo urgente las voces se hacen más fuerte y también más hostigantes. Por eso debes distinguir que escuchar y que no escuchar.

Hay voces que te dicen que no eres capaz, que tú no tienes las habilidades o el potencial, que esto es demasiado para ti. Esas voces te hacen mirar hacia tus fallos y ver que, quizá, tú realmente no tienes las capacidades. Las voces dicen -Eso que quieres estudiar, eso en lo que quieres trabajar ¡No es para ti! es mucho- Hay otras voces que te dicen que las capacidades que tienes no son tan valiosas, que aquello en lo que te desarrollas o te quieres desarrollar no es tan válido como otras cosas de “más valor”. Las voces dicen -Eso que quieres estudiar, eso en lo que quieres trabajar ¡No es para ti! es muy poco- ¿Has estado escuchando esas voces?

Pues sabes, eres a imagen de Dios, un Dios creador, un Dios creativo, un Dios que posee todas las habilidades y capacidades que puedas imaginar. Y tú eres a imagen de Él, eres creado con la potencialidad que Él tiene y ha puesto en ti dones y habilidades. El texto Bíblico nos dice: “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.” (Romanos 12:3) Parafraseémoslo en una versión alternativa e igualmente valida, podemos decir: “Nadie tenga un concepto de sí más bajo que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado”. Dios te llama a reconocer y celebrar tus habilidades. No tengas una imagen equivocada de ti te ha dado dones y habilidades ¿Los conoces? ¿Sabes cuáles son? (busca saberlo).


Hay voces que te hablan de éxito, te piden que tengas éxito ¿Pero cuál es el éxito del que te hablan? El éxito de esta sociedad actual es el “económico”, así que te sugieren que al pensar qué camino tomar ‘la ganancia económica’ sea tu prioridad. Otra forma de éxito en nuestra sociedad es “la posición social”, así que te sugieren que al pensar que decidir ‘el renombre social’ sea tu prioridad. Estas voces te sugieren que lo más importante es cumplir con los estándares de esta sociedad y que el disfrutar de lo que hagas no es tan relevante ¿Has estado escuchando estas voces?

Sin duda debes pensar en las ganancias económicas, pues vivirás de esto; pero qué triste sería pensar sólo en esto y no atender como prioridad a aquellas habilidades y capacidades que Dios te ha dado. Un texto que hace poco leí se refería a la frase de una película -“Es triste que los pájaros no puedan volar.”- Si nos han sido dadas alas para planear y balancearnos con el viento, nuestro destino es volar. No es justo que privemos a la humanidad de la contribución única que nuestra vida puede hacer. El no poder ser lo que fuimos diseñados para ser es no vivir.

Hay voces que te dicen en quien debes pensar a la hora de decidir. Te dicen que debes pensar sólo en tus deseos, pues desarrollarte en lo que te provoca placer es lo adecuado, que dedicarte a lo que te permita cumplir con ‘La ganancia económica y el estatus social’ que tu deseas es lo más importante; incluso si esto te lleva a ignorar al resto de las personas. Quizá hay voces que te dicen lo contrario; te dicen que debes pensar en los demás, pues el bienestar del resto y su felicidad es lo más importante; incluso si esto te lleva al auto-sacrificio de aquello que deseas hacer ¿Has estado escuchando estás voces? 

Ambas cosas que esas voces te sugieren: ‘sólo pensar en ti sin pensar en los demás’ o ‘sólo pensar en los demás sin pensar en ti’ están fuera de lo que Jesús mismo nos ha dicho “Amar al prójimo como a uno mismo” Es imposible que puedas amar al resto no amándote a ti (pensando en ti) y si te amas a ti (piensas en ti) tu tarea estará completa amando a los otros (pensar en los demás). De manera práctica; ‘Si decides estudiar y/o trabajar en aquello que amas, en lo que tienes habilidad, pero no has pensado como puedes aportar a tu sociedad con ello’ o ‘Si decides estudiar y/o trabajar en algo que ayude a tu sociedad, en lo que tienes habilidad, pero no es lo que amas’ estarás decidiendo por un amor incompleto. 

Hay voces que definitivamente no deberías escuchar. Pero hay otras que sí, que se hace imperante que las escuches ¿Cuáles son estas voces? La voz de tu interior y, principalmente, la de Dios. Si sintonizas tu oído, desechando las demás voces, y escuchas la voz de Dios que habla en tu interior puede llevarte a encontrar una “Vocación más auténtica que es “Hacer lo que amamos y amar lo que hacemos, comprobar que tenemos y podemos desarrollar las habilidades para ello y visualizar claramente los propósitos de servicio y solidaridad con una comunidad mayor”. Tu identidad vocacional, es decir, la inclinación y preferencia por cierta profesión o forma de vida, se ha ido desarrollando desde tu infancia hasta hoy y no podemos desconocer que Dios allí también ha estado.

Tú eres a su imagen, a la imagen de un Dios que creo y tiene todas las habilidades, capacidades y pasiones y Él te habla en aquellas que tú has desarrollado. Parte fundamental de que la imagen de Dios sea restaurada en nosotros es sintonizar nuestra vida cada vez más con nuestras verdaderas pasiones, habilidades y oportunidades de servicio. Busca estar en sintonía con tus verdaderas pasiones, habilidades y oportunidades de servicio. Escucha la voz de Dios que te habla a través de tu propio disfrute, que te habla a través del sentido de amor e importancia que tiene para ti aquello que en tu interior sabes que deseas estudiar y/o trabajar.

Dios te habla a través de tu propio gozo. Si deseas balar, baila con gozo y para que los demás se gocen; si deseas construir, construye con amor y para que los demás puedan disfrutar de aquello que has construido; si deseas enseñar enseña con pasión y para que los demás aprendan. Dios es el Dios del baile y de la música, de la creatividad y de la construcción, de la sabiduría y de la capacidad de aprender. Tú eres a imagen de Dios.


PD: Espero que atiendas estás palabras Misael porque son para ti; como también para Jonathan, Mauricio y Natalia… ¡ustedes son a imagen de Dios! 



viernes, 7 de febrero de 2014

Mi oración fue escuchada...

¡Bendito seas, Dios mío,
por atender a mis ruegos!
Tú eres mi fuerza;
me proteges como un escudo.
En ti confío de corazón,
pues de ti recibo ayuda.
El corazón se me llena de alegría,
por eso te alabo en mis cantos...  
(Salmos 28:6-7 TLA)

   Hace exactamente 7 meses compartí lo que desde mi dolor era una oración de clamor (Señor, pero..), hoy puedo ver con claridad que fue respondida. Comparto ahora desde mi alegría una oración de gratitud por ello. 

Mi Oración...

Señor, gracias porque tienes el control de todo, 
Te alabo porque sé que lo tienes y siempre me lo has demostrado, 
Señor, hay tanto que yo aún no entiendo. 
Y aunque sigo teniendo esas conclusiones lógicas en mi mente 
me has enseñado a no depender de ellas.
Señor, cada vez que vino la angustia tú fuiste
(y seguirás siendo) mi calma más allá de la razón

 Señor, gracias por ser el amor supremo y el abrazo constante, 
Te alabo porque lo vivo y me lo demuestras cada día, 
Señor, tus afectos disiparon el dolor, 
No dejaste que mi corazón se cerrara,
Ni que la esperanza que pusiste en él se corrompiera, tú la aumentaste. 
Señor,  he aprendido a no mirar mis circunstancias, 
Sino que a ir viendo la vida a través del filtro del amor de Cristo. 
   
Señor, gracias por ser perdón y misericordia 
Te alabo porque por ello vivo y más que nunca me lo has demostrado 
Señor,  aunque aún me cuesta, ya no me olvido de dar lo mismo a los que me dañan 
Gracias por hacerme ir más allá de mis propios juicios 
Gracias por enseñarme a perdonar  y a perdonarme 
En tus fuerzas si puedo 
Aquí sigue estando mi corazón, aún más dispuesto.     

Señor,   gracias por ser  fuerte y sabio 
Te alabo porque me sostienes y siempre me lo has demostrado. 
Señor, sé que soy frágil, pero tú estuviste (y estarás) conmigo en mi adversidad 
Gracias por darme el valor de aferrarme a tu fortaleza y dejar de buscar la mía 
Gracias por no dejar que las vivencias me endurecieran y adquiera posturas o mascaras 
Gracias por que me has hecho adquirir más sabiduría y más sinceridad 
Señor, gracias porque por sobre todo ha prevalecido tu palabra y tu verdad.   

Señor, me has dejado verte en todas mis circunstancias. 
¡Señor, Gloría a ti!  ¡Tú Gloria es por sobre todo y más allá de todo!
Señor, Gracias porque tú eres mi SEÑOR. 
Amén!

jueves, 6 de febrero de 2014

Dar frutos ¿...?

... ¿Dar frutos será la actividad vital de un árbol?... ¿Nosotros damos frutos? 

¿Has dado frutos?  He escuchado esta pregunta muchas veces, y me he dicho: No porque no soy árbol ajajajaja (ok, es fome)… ya en serio  ¿A qué se refieren cuando preguntan esto?  ¿Qué es un fruto? y ¿Por qué yo debería darlos? He notado que cada vez que alguien habla de fruto o pregunta por frutos se refiere a los “frutos del espíritu” que menciona el texto bíblico y a que si se ha “compartido el evangelio a otras personas”.

   Los frutos del espíritu serían, según el texto bíblico: "amor, alegría (gozo), paz, paciencia, amabilidad (benignidad), bondad, fidelidad (fe),  humildad (mansedumbre) y dominio propio (templanza)" (Gálatas 5:22 NVI)  y "... toda bondad, justicia y verdad" (Filipenses 5:9 NVI)

  Al ver cuáles son los “frutos” creo que cualquiera persona, consideraría que son las cosas que te harán ser un mejor ser humano  y ante ello no hay cuestionamiento, es más, creo que la mayoría de nosotros (cristianos o no) aspiramos a tener esas “cualidades”. Además, teniendo esas cualidades demostraremos y compartiremos el evangelio con otros. ¡Todo calza!

   Pero... entonces por qué la pregunta ¿Has dado frutos? me molestaba tanto. Pues porque me hacía ver los “frutos” como “una lista de cualidades” que, al analizarme sinceramente, no cumplía. La pregunta se transformaba en una especie de sentencia que  me forzaba a evaluarme, a ver que no tengo muchos frutos y a forzarme a producirlos… pero epa! eso es antinatural ¿Qué árbol se esfuerza por dar frutos?... pues ninguno… entonces ¿Cuál es la actividad vital del árbol?  Es aquí donde va lo nuevo para mí (que es muy obvio para muchos, pero yo lo acabo de descubrir).

  La actividad vita del árbol es, simplemente, lo vital, osea, mantenerse vivo.  El árbol sólo debe buscar el agua suficiente a través de sus raíces y la luz de sol suficiente a través de sus hojas, hacer esto lo mantendrá vivo y ayudará a su desarrollo y crecimiento.  Entonces, un árbol que se nutre dará frutos como consecuencia natural de su desarrollo. El árbol no anda esforzándose por producir sus frutos, el sólo se alimenta.

   Ok, no somos árboles, pero la analogía del fruto es válida si nos vemos a nosotros mismos como estos seres vegetales. Desde esa perspectiva, no debo esforzarme por cumplir “una lista de cualidades” o forzarme a tener “comportamientos correctos” que den cuenta de esas cualidades. No está en mi esfuerzo, los frutos son resultado del desarrollo natural y el desarrollo natural se da como consecuencia de la alimentación suficiente,  es decir de estar nutridos.

Entonces… ¿Qué es lo que yo debo hacer?  Yo debo alimentarme de Cristo, sólo así estaré nutrida y saludable para tener un desarrollo normal.  Jesús dijo: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:4-5 NVI).

   Comprender esto me alivio ¡rayos… es horrible vivir tratando de cumplir con una lista de cualidades¡ Se trata de nutrirme de la fuente de vida, de permanecer en comunión con el Padre con la certeza de que he sido reconciliada con Dios sólo a través de Jesucristo y que en mí mora el consolador que me ayuda a vivir de la forma que Dios quiere que viva.

   ¿Pero cómo me nutro?  Creo que implica varias cosas, pero de forma práctica es  rendir mi corazón a diario, relacionarme con Dios a través de una oración sincera y de meditar en su palabra… esto tendrá como consecuencia los frutos del espíritu en mi corazón que se harán visibles en actos concretos en la cotidianidad de mi vida… “El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él” (Juan 14:23 NVI) Pero ¡ojo¡ el foco no está que  queramos dar frutos, sino en que permaneciendo en Él lo natural es que los demos.

    Esto no significa que los frutos del espíritu se darán de forma progresiva en un tiempo extenso, sino que se darán como consecuencia natural sin estar determinado por la temporalidad. Esto es diario, cada día debo alimentarme de Cristo para permanecer en él y ser un árbol nutrido y saludable.

   Si en comunión con Él, aprendo y vivo su palabra seré….

… como el árbol
    plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
    y sus hojas jamás se marchitan.
    ¡Todo cuanto hace prospera!
      (Salmo 1:3 NVI)

Quizá la pregunta correcta no es ¿Has dado fruto? 
sino ¿Te has alimentado de Jesús?

sábado, 18 de enero de 2014

Un corazón Agradecido

Aunque ya estamos a casi mitad del primer mes del 2014 necesito dar gracias por el 2013 y dejar por escrito la constancia de mi gratitud, para NO olvidarla y poder recordarla en esos momentos en los que uno sí olvida todas las bellas cosas.
"BENDICE alma mía al SEÑOR y NO OLVIDES ninguna de sus bondades..."♡ 

   El 2013 fue un año en el que me pareció haber vivido 1000 días… porque ¿cómo es que alcanzan tan sólo 365 días para vivir tantas cosas?... fueron muchas, muchas cosas, pero todas, todas, todas tienen un mismo fin y significado para mí, me llevaron a aprender a confiar en el único ser que me amará incondicionalmente, Dios… y a disfrutar de todos aquellos seres que no son incondicionales, pero que se acercan mucho a ello… mis queridos amigos y mi familia.


Destaco 5 cosas de mi año: 


1) Año en que Narnia se hizo más real en mi mundo: Comencé mi labor como obrera de la misión estudiantil y sí, vivo intentando ver a Aslan en todas las cosas de este mundo. La misión comenzó junto a otras cuatro personas Frano, Paula, Marco, Daniel y Hans con los que aprendí que dos (6 en este caso) son más fuertes que uno y a, simplemente, estar dispuesta; juntos hemos visto la misericordia de Dios en la misión estudiantil de Chile. Pero Narnia no se limitaba a ellos, en un viaje de un mes a Venezuela comprendí que la presencia de Aslan estaba en todo el mundo y que la aventura la vivía junto a los demás soñadores de latinoamerica. Aprendí a disfrutar la gracia de la comunidad, mis parámetros de lo conocido crecieron y mi corazón se ensancho.  La cotidiana aventura en Narnia es maravillosa y para mi es posible vivirla porque existe un batallón detrás mio; un grupo de colaboradores, de amigos, de hermanos y de familia apoyándome.  Aslan es tan real y todos los días siento su abrazo a través de ellos.

2) Año en que comencé a sacar lo que sobraba de mi vida: Tiempos turbulentos, tiempos en calma; tiempos en que, con el dolor característico de estos procesos, comencé a abandonar los pesos del pasado que no me permitían volar y en que, con la alegría característica de la libertad, he aprendido a volar de mejor forma. Proceso que sigue  en curso.

3) Año en que supe que la vida se celebra y el dolor siempre pasa: Fue particularmente un año difícil en mi salud física y mi estabilidad emocional, pero la debilidad de mi cuerpo y la fragilidad de mi corazón me permitieron ver fuerzas mayores que me sostenían. Vi a Dios sosteniéndome y dándome alivio en la ternura de un abrazos, en las palabras certeras y en los silencios precisos de aquellos que me aman  e incluso en mis momentos de soledad conmigo misma. Y aunque en momentos creí morir de dolor (del cuerpo y el corazón), hoy me siento más viva que nunca y agradecida de todo.

4) Año en que me he comenzado a amar: Con todos los diferentes procesos vividos he comenzado a amarme, a amar esas cosas bellas de mí, a aceptar las que no me gustan tanto, a asumir las que de lleno son feas (y hay que mejorar) y a agradecer las que son simplemente obra de Dios y fruto de la vida. La libertad de ser perfectamente real con mis imperfecciones ante los demás y de, con gratitud, aplaudirme mis propios logros cuando los tengo  es simple consecuencia de comenzar a amarme como Jesús me ama, aunque sea tan solo un poco.

5) Año en que descubrí que aunque no tenía raíces, sí tenía alas: Viajar se convirtió en mi actividad favorita, y aunque en su mayoría lo hago por trabajo (trabajo que amo) es un placer. Conocer la otredad te da sentido de pertenencia, te permite ensanchar el corazón y la mente,  te da conciencia de lo pequeñito que somos  cada uno por si solo y de lo grande que podemos ser todos juntos, de lo grande que es Dios y de lo maravilloso que es su creación. Viaje de forma literal de Arica a P. Arenas, conocí la zona sur de Perú y varios estados de Venezuela, volé sobre otros tantos lugares, conocí los arboles de muchos amigos y fue un placer volver al nido de mis padres. Destaco en especial mi viaje a Macchu Picchu porque allí vi la maravilla de la creación del hombre y la aún más maravillosa creación de Dios. Y lo más genial, todos esos viajes sin tener lucas (dinero) ¿cómo? Ni idea, pero Dios me bendijo.  
   El 2013 fue un año agridulce, cosa amargas y dulces entremezcladas, tuve todo tipo de emociones que no me cabían en el pecho. Me reí a gritos y lloré a gritos; me sentí morir en algunos momentos y en otros me sentí tan viva; en momentos perdí la esperanza y  luego la esperanza me encontró a mí; en momentos ni sabía quién era yo, pero luego vi tan clara mi verdadera identidad;  en momentos quise abrazos y en otros quise más abrazos aún ajajajaja…  Al mirar hacia atrás sólo me queda por decir… Mi corazón está agradecido… lleno de esperanza, de ansiedad calmada y de una nueva confianza.
 “Sus Misericordias son nuevas cada día”

y ahora



domingo, 12 de enero de 2014

¿Por qué es tan complicado decidir?

   En esas instancias donde hay que tomar decisiones en el ahora, pero que sabes que tendrán trascendencia en el futuro... que daríamos por recibir algo que nos dijera que hacer y cómo actuar, algo que nos liberara pronto del conflicto de decidir.
   En mi vida de seudo-adulta, ósea, mi año sabático post-liceo y la etapa universitaria  (que termino el primer semestre del 2013) siempre estuve  en constante conflicto con mi presente-futuro, es decir, con esas decisiones que se deben tomar en el ahora, pero que sabes que tendrán una trascendencia importante en tu futuro.  No digo que haya sido algo negativo, solo menciono que me conflictuaba estar frente a las múltiples opciones que se me ofrecían y no tener ni idea de cuál elegir.

   Diré algo que, aunque escuche millones de veces en la boca de otros, sólo hoy me hace sentido,  “Esas etapas conflictivas son parte vital de la vida y a la larga, aunque no las disfruté en el momento que las viví, son algo muy positivo. Me obligaron a meditar, me obligaron a buscar a Dios más intensamente, aunque fuera sólo por el interés de una respuesta. Me llevaron, de una u otra forma, a depender de Dios, no sin molestias, incomodidades y angustias, pero con una inmensa paz y alivio como resultado del proceso” y como todo en la vida sé que todo ese proceso se repetirá nuevamente, no de la misma forma, ahora deberá ser con matices distintos -porque algo debo haber aprendido con todo y sí de verdad aprendí deberé afrontarlo aunque sea un poquito diferente- pero eso lo veré cuando ocurra…

   A la hora de decidir, descubrí que para mí, había dos instancias diferentes muy bien definidas. Una era que, simplemente, necesitaba tiempo para tomar la decisión y otra era que yo procrastinaba cuando tenía que tomar la decisión. Con respecto a la procrastinación me costó entender mis propias razones para hacerlo, pero finalmente encontré estás:
  • No querer asumir las consecuencias: Cuando se está frente a la necesidad de una decisión uno debe “decidir”, es algo obvio para la mayoría, pero la verdad, no era tan obvio para mí. Yo siempre pasaba por momentos en los que estaba aterrada de decidir, muchas veces simplemente no elegí ninguna opción y deje que las cosas pasarán. Lo que yo no sabía, o de lo que no me daba cuanta, era que no tomar ninguna opción también era decidir por una opción.  La opción que estaba tomando era no ser un participante activa de mi propia vida. Para mí era mucho más fácil o quizá no fácil, pero sí más seguro, que “otros”  decidieran por mi ¿Por qué? Porque mientras se es un seudo-adulto uno no siempre carga con los resultados y las consecuencias de sus decisiones. Decidir implica cargar con las consecuencias de nuestras decisiones,  sí son positivas entonces me auto-felicito ¿pero qué pasa si son negativas?... rayos, cargar en mi conciencia con la responsabilidad de que YO elegí mal, nooo! Es mucho mejor que cuando las cosas salgan mal y debemos asumir una consecuencia, esa consecuencia sea culpa del otro y no mía.
  • No querer decepcionar: ¿Por qué no quería equivocarme? Pues porque eso implicaba en algunos casos haber perdido para siempre la opción correcta,  pero sobre todo, porque implicaba quebrar la imagen que yo misma tenía de mí y eventualmente decepcionar a otros. No quería arriesgarme a perder a los otros (bueno, a los otros que son importantes y, de vez en cuando, a esos que realmente no importaban tanto). Era esa necesidad de agradar a los demás.
   Estas dos razones, entre otras, me detenían para tomar las decisiones que debía tomar.  La raíz de todo eso era “el miedo”…  rayos, el miedo sí ocupaba un gran lugar en mis momentos críticos. Miedo a equivocarme, miedo a cargar con  mis equivocaciones, miedo a decepcionar a los demás y a mí misma.  El miedo me congelaba y no me permitía actuar.

   Pero como podía ser presa de mi miedo si soy una persona que ha recibido la libertad en Cristo. Pues por eso mismo, porque la libertad es EN Cristo y sin mirarlo a Él, difícilmente podía vencer mis miedos.  Cuando comencé a mirar más a Jesús y menos a mí me fui liberando de mis miedos.  Yo tenía miedo de decepcionar a los demás, no dar a la talla de lo que se esperaba de mí, pero… en realidad, ¿qué era lo que se esperaba de mí? ¿Se esperaba realmente algo o yo me estaba creyendo ese cuento? y si lo otros realmente esperaban algo... ¿por qué yo me estaba obligando a cumplir con eso?  Lo que yo realmente esperaba era ser aprobada, lo cual no es malo, pero estaba mal enfocada sobre “de quién debía recibir esa aprobación”.  Al mirar a Jesús me di cuenta de que Él no me exigía nada de lo que yo me estaba exigiendo, de que Él no me pedía más de lo que yo podía dar, de que no necesitaba agradar al resto sino que sólo debía agradarlo a Él  y que agradarlo implicaba hacer las cosas por “amor” y no por “temor”.

   Comprendí que sí tenía que ser una participante activa de mi propia vida, de que no se valía dejar el peso a los demás de mis consecuencias y que mis decisiones YO las tomaba, pero que sí miraba a Jesús podía ser orientada en cuales y como tomarlas. Ser guiada implicaba dejarme guiar, que es lo que quizás más me cuesta. Mis decisiones podían ser guiadas por las enseñanzas que Dios me dejaba en su palabra, pero no bastaba sólo con eso, debían dejar de actuar por "temor" y hacerlas por “amor”. Eso no garantiza que no pueda equivocarme y que no me pesarán mis consecuencias, pero si me da la paz de saber que no lo estaré enfrentando sola. Y digo esto como para quien esa información y vivencia no era nueva, como quien ha vivido muchos años siendo cristiana y siempre intentaba confiar y ser guiada por Dios y que sabía que Él siempre estaría ahí para mí, pero que al no enfocarse en la persona correcta no podía vivirlo en plenitud. Estaba enfocada en la persona incorrecta, estaba enfocada en mi o en otros, pero no en Jesús.

   Enfocarnos en Jesús inevitablemente disipará los miedos y traerá las motivaciones correctas a nuestro corazón. Enfocarnos en Jesús no es solo mentalizarse en pensar en Jesús, sino enfocarnos en la grandeza de su sacrificio y las bellas consecuencias que eso trae a nuestras vidas, es alimentarnos de sus enseñanzas a diario, es poder ver que Dios es más grande que todo lo que vivamos, pero que nada de lo que vivamos le es ajeno a Él. Si estás en una de esas decisiones enfócate en lo importante, reenfócate en lo vital. Mi reflexión no te ofrece una respuesta, ni una solución específica a tu situación en particular, pero si una experiencia que de seguro es similar a la tuya y que me dio a mí la solución concreta y universal a todas las instancias conflictivas en las que debo tomar decisiones:


 “Enfocarse en Jesús”.
y así dejar de hacer y decidir por temor y comenzar a hacerlo por amor

jueves, 3 de octubre de 2013

Para que no ignoremos ni olvidemos lo ocurrido. "Testimonio gebeuista asesinado el 11Sept.73" (por Josué Fonseca)

Hace unos minutos  llego a mi bandeja de entrada un documento adjunto a este mensaje:
Les ruego que hagan conocer este artículo entre quienes quieran
distribuir esto, pero en especial a los actuales estudiantes.
"Bienaventurados los que mueren en el Señor..." Apoc.14:13.

Paz.
Pr. Josué Fonseca (ex Secr.Gral GBUCH 1977-1988)
Lo leí y creo que mis propios comentarios ya sobran, lo comparto. Este, quizá, no es el medio más adecuado, pero es el que está a mi alcance. Si pueden compartirlo !Háganlo¡ 


FELIPE CAMPOS: GEBEUISTA ASESINADO el 11Sept.73.
Por Josué Fonseca


Felipe Porfirio Campos Carrillo era un joven que vino becado a Chile desde Guayaquil, Ecuador, para estudiar Kinesiología en la Universidad de Concepción en Marzo 1973 proveniente de una familia de profunda raíz evangélica por lo cual se integró de inmediato al GBU local. Junto a su amigo Jimmy Torres murió por torturas el 20 de Septiembre de 1973 en la Cuarta (hoy Primera) Comisaría de Carabineros de Concepción, Salas esq. San Martín.

Yo estuve con él ese mismo día martes 11 de Septiembre al mediodía, compartimos una manzana en la esquina del hospital regional. Me contó que escapó desde su cabina (las residencias estudiantiles) por los cerros junto a otros estudiantes, bajó a la ciudad por Agüita de la Perdiz y volvió al centro.
No sabía qué hacer. Le sugerí irse a la casa de los hermanos Salamanca y así hizo.

En 1990 empezamos a poner su caso en la Comisión Rettig, la que finalmente consignó lo siguiente: “El 20 de septiembre de 1973 fueron encontrados en la ribera sur del río Bio-Bio los cuerpos sin vida de Felipe Porfirio CAMPOS CARRILLO, 23 años, estudiante de Kinesiología y Freddy Jimmy TORRES VILLALBA, 19 años, estudiante de Ingeniería, ambos de nacionalidad ecuatoriana. Los cadáveres presentaban múltiples heridas de bala. La prensa local tituló; "Hallan a dos extremistas acribillados a bala". Un diario nacional, por su parte, señaló el 28 de septiembre de l973 que ambos jóvenes no eran "extremistas, pero que vivían con elementos que sí lo eran y que habrían sido víctimas de una venganza
política". A través de testimonios verosímiles, esta Comisión ha podido acreditar que ambos estudiantes estuvieron recluidos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción.
Así, a esta Comisión le asiste la convicción que Felipe Campos y Freddy Torres fueron ejecutados por agentes del Estado, quienes violaron su derecho a la vida. Se funda tal convicción en el hecho cierto de sus muertes por múltiples heridas a bala; en que está acreditada su reclusión en manos de Carabineros; y en el uso a nivel nacional de procedimientos similares con ciudadanos extranjeros residentes en el país y la existencia de varios hechos de la misma naturaleza en esta zona”. Informe Rettig.=

Nos movilizamos junto a algunos profesionales evangélicos exGBUistas como Abel Contreras quien trabajaba en la Vicaría de Concepción, y el abogado Álvaro Rodríguez. La familia Campos me dio amplios poderes legales para representarles, y exigimos justicia. El caso se llevó a la corte de Coronel. Conversamos con el Juez de Apelaciones Sr. Carlos Aldana. Los imputados fueron el Coronel de Carabineros Fernando Pinares, los capitanes Sergio Arévalo Cid y Alex Graft, y el teniente Roberto Ricotti. Todo esto se puede leer en memoriaviva.com Los nombres de Felipe y Jimmy también se leen en el Memorial del Cementerio General en Santiago. La Vicaría de la Solidaridad de Concepción, con Abel a la cabeza, hizo gran parte para que este caso ingresara a la Comisión Rettig.

La Ley de Reparación 19123 se tramitó por tres años lográndose una indemnización y pensión vitalicia para su madre, Sra Ruth Falquez vda de Campos. Conversamos con la familia Torres, pero ellos quisieron hacer la defensa por su lado. El 26 Junio de 1995 organizamos un Acto de Reparación del Buen Nombre, como dice la Ley, que se efectuó en Miguel Claro 614, Providencia con asistencia del exPresidente Patricio Aylwin, varios diputados y de David Campos, un hermano que vino del Ecuador, quien recibió los beneficios de manos de don Patricio, lo que fue registrado por la prensa. Aquel día, el pastor Guillermo Catalán hizo la oración de perdón y reconciliación.

Volviendo a los hechos. Les sugirieron a Felipe y Jimmy que se fueran a Los Ángeles, a casa de Joel Salamanca, y allí Felipe cometió un error. Volvió a su cabina para buscar ropas, sacó sus cosas y se fue, sin saber que le seguían. Ambos tomaron el bus Igi-Llaima hacia Los Ángeles, y en el control de Chaimávida los bajaron. Fueron llevados a la Cuarta (hoy Primera) Comisaría de Carabineros, Salas esquina San Martín.

El cuerpo de Felipe fue reconocido en la morgue por su hermano José quien estudiaba cuarto año de medicina, y velado en el templo de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, iglesia a la que Felipe pertenecía. El pastor Luis Mussiett Canales (ya fallecido) recibió amenazas para no efectuar los oficios en el templo, pero él respondió: “este joven era de los nuestros, ésta es su iglesia, y el funeral se hace aquí, no se hable más.” José su hermano, la iglesia toda, y universitarios evangélicos participamos de los servicios fúnebres con los ojos llenos de lágrimas. Testimonio gráfico del funeral se encuentra en el diario La Crónica de la época. El Diario El Sur no se quiso comprometer y no publicó el caso. Dado que Felipe era integrante del GBU, Grupo Bíblico Universitario de Concepción, los dirigentes del GBU hicimos una declaración pública repudiando este crimen porque él era un joven evangélico. La Crónica publicó la carta, El Sur otra vez se restó.

Los cuerpos de Felipe y Jimmy fueron encontrados en Boca Sur, baleados con calibre de guerra, partidos por la mitad y sin sangre, lo que daba cuenta que habían muerto en otro lado. Las balas fueron disparadas desde menos de un metro a cuerpos ya muertos para crear un falso escenario. El cuerpo de Felipe tenía huellas de quemaduras de cigarrillos, de torturas por electricidad, múltiples hematomas y balas en el cuerpo y una en la nuca. 

El Embajador del Ecuador, un exmilitar, telefoneó a casa de los Campos en Guayaquil para informar de la muerte del hijo, y les hizo conocer que el gobierno militar no autorizaba la repatriación del cuerpo, sino solamente de sus cenizas. La familia de nueve hijos reunida oía las palabras del Embajador, el padre de familia, Don Felipe, se desmayó. Ellos debían decidir, o se sepulta en Chile o se incinera. La familia le pidió un momento al Embajador, se tomaron de las manos, oraron a Dios, y llorando contestaron “que lo incineren porque lo queremos tener con nosotros”. Y así se hizo, bajo la mirada cómplice del Embajador. 

Felipe era un joven lleno de vitalidad que había jugado profesionalmente por el club de futbol Barcelona del Ecuador, y quería ser Kinesiólogo deportivo. Era fiel miembro de nuestra iglesia, a la cual siempre asistía acompañado de Jimmy, su compatriota. Felipe nos enseñó una canción: ‘Oh que amor, que inmenso amor, el de mi Salvador”, con una desafinación tal que nos hacía reír por lo mal que cantaba. Era estudioso, y amigo de todos. No fallaba a las reuniones de oración del GBU en el campanil al mediodía, y a las actividades cristianas universitarias y al grupo de jóvenes de la iglesia. Cuando supimos de su asesinato nos sentimos devastados, porque nosotros también teníamos 20 años.

¿Qué aprendimos? Que la crueldad y maldad humana no tienen límite, que los hijos de Dios no estamos exentos, que no tenemos que olvidar un pasado que nunca más se puede volver a repetir, que no debemos abandonar a los nuestros, que debemos siempre defendernos unos a otros, que decir la verdad es parte de la justicia, que el mal no prevalecerá contra los hijos de Dios, y que Dios pagará a cada uno según su justicia, porque ‘el Señor conoce el camino de los justos, mas la senda de los malos perecerá”, Salmo 1:6.

Unos años atrás la Fundación Guayasamín llamó a la familia para preguntarles sobre sus sentimientos. La familia Campos contestó: “Nosotros ya perdonamos a los asesinos”. Ésta fue otra lección… que aún estamos aprendiendo.=
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