domingo, 13 de julio de 2014

¿Qué hacer? estudiar, trabajar... ay el futuro!

¿Quieres ser alguien en la vida? ¿Quieres hacer algo que te dé satisfacción por resto de tu vida? ¿Quieres ser grande? Y está esta decisión que debes tomar sobre tu futuro ¿Qué voy a hacer? ¿Estudiaré o no? ¿Qué voy a estudiar?... no es fácil… ¿Verdad?

Hay algo que debes considerar primero: Tú no eres lo que estudies, Tú no eres el trabajo que realices, Tú no eres las metas que pretendes cumplir de aquí a algunos años… eso no es lo que tú eres, aunque es una ‘parte’ de lo que eres y serás. Tú no sólo serás alguien, tú ya eres alguien. Tú eres un ser hecho a imagen de Dios y eso es lo que seguirás siendo el resto de tu vida. Partiendo de esa base lo que decidas sobre tu futuro no cambiará lo que eres, irá definiendo el cómo y quizá, también, el dónde desarrollaras una parte de tu vida.

Ahora, el trabajo no es sólo una actividad que realizas, es una bendición dada por Dios para los hombres. En el libro de Génesis donde se relata en prosa y verso el inicio de todas las cosas encontramos el origen del ‘Trabajo’. Dios realiza su acción creadora, crea un universo, crea a los hombres y les da una tarea “labrar y cuidar la tierra”, les da una actividad que les permite interactuar con todo lo creado cuidándolo y obteniendo un futo de ello. Cuando Dios le da esta tarea a los hombres, el texto bíblico inicia diciendo “Dios los bendijo y les dijo:…”. El trabajo es esta labor, dada como bendición por Dios, en la que nos relacionamos activamente con nuestro entorno y que nos permite obtener nuestro sustento.

Considerado todo esto, nos encontramos ante tu interrogante ¿Qué hacer? ¿Qué opción tomar?... pues para poder responderte a ti mismo eso hay otras preguntas que debes hacerte antes ¿Por qué quieres estudiar? ¿Para qué quieres estudiar? ¿Esto tiene algo que ver con tu vocación?... y aquí va este tema, “Vocación” ¿Qué es la vocación? ¿Cuál es tú vocación? ‘Vocación’ palabra que viene del latín que, según el diccionario, significa: ‘Inclinación que siente una persona hacia una profesión o forma de vida’. Pero como saber ¿Cuál es nuestra vocación? O si ¿Esto que estas decidiendo es a fin con tu vocación?

Buscando una respuesta escuchamos muchas voces, las externas y las internas. Entre tantas voces uno comúnmente se pierde y confunde, en momentos como estos donde decidir parece algo urgente las voces se hacen más fuerte y también más hostigantes. Por eso debes distinguir que escuchar y que no escuchar.

Hay voces que te dicen que no eres capaz, que tú no tienes las habilidades o el potencial, que esto es demasiado para ti. Esas voces te hacen mirar hacia tus fallos y ver que, quizá, tú realmente no tienes las capacidades. Las voces dicen -Eso que quieres estudiar, eso en lo que quieres trabajar ¡No es para ti! es mucho- Hay otras voces que te dicen que las capacidades que tienes no son tan valiosas, que aquello en lo que te desarrollas o te quieres desarrollar no es tan válido como otras cosas de “más valor”. Las voces dicen -Eso que quieres estudiar, eso en lo que quieres trabajar ¡No es para ti! es muy poco- ¿Has estado escuchando esas voces?

Pues sabes, eres a imagen de Dios, un Dios creador, un Dios creativo, un Dios que posee todas las habilidades y capacidades que puedas imaginar. Y tú eres a imagen de Él, eres creado con la potencialidad que Él tiene y ha puesto en ti dones y habilidades. El texto Bíblico nos dice: “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.” (Romanos 12:3) Parafraseémoslo en una versión alternativa e igualmente valida, podemos decir: “Nadie tenga un concepto de sí más bajo que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado”. Dios te llama a reconocer y celebrar tus habilidades. No tengas una imagen equivocada de ti te ha dado dones y habilidades ¿Los conoces? ¿Sabes cuáles son? (busca saberlo).


Hay voces que te hablan de éxito, te piden que tengas éxito ¿Pero cuál es el éxito del que te hablan? El éxito de esta sociedad actual es el “económico”, así que te sugieren que al pensar qué camino tomar ‘la ganancia económica’ sea tu prioridad. Otra forma de éxito en nuestra sociedad es “la posición social”, así que te sugieren que al pensar que decidir ‘el renombre social’ sea tu prioridad. Estas voces te sugieren que lo más importante es cumplir con los estándares de esta sociedad y que el disfrutar de lo que hagas no es tan relevante ¿Has estado escuchando estas voces?

Sin duda debes pensar en las ganancias económicas, pues vivirás de esto; pero qué triste sería pensar sólo en esto y no atender como prioridad a aquellas habilidades y capacidades que Dios te ha dado. Un texto que hace poco leí se refería a la frase de una película -“Es triste que los pájaros no puedan volar.”- Si nos han sido dadas alas para planear y balancearnos con el viento, nuestro destino es volar. No es justo que privemos a la humanidad de la contribución única que nuestra vida puede hacer. El no poder ser lo que fuimos diseñados para ser es no vivir.

Hay voces que te dicen en quien debes pensar a la hora de decidir. Te dicen que debes pensar sólo en tus deseos, pues desarrollarte en lo que te provoca placer es lo adecuado, que dedicarte a lo que te permita cumplir con ‘La ganancia económica y el estatus social’ que tu deseas es lo más importante; incluso si esto te lleva a ignorar al resto de las personas. Quizá hay voces que te dicen lo contrario; te dicen que debes pensar en los demás, pues el bienestar del resto y su felicidad es lo más importante; incluso si esto te lleva al auto-sacrificio de aquello que deseas hacer ¿Has estado escuchando estás voces? 

Ambas cosas que esas voces te sugieren: ‘sólo pensar en ti sin pensar en los demás’ o ‘sólo pensar en los demás sin pensar en ti’ están fuera de lo que Jesús mismo nos ha dicho “Amar al prójimo como a uno mismo” Es imposible que puedas amar al resto no amándote a ti (pensando en ti) y si te amas a ti (piensas en ti) tu tarea estará completa amando a los otros (pensar en los demás). De manera práctica; ‘Si decides estudiar y/o trabajar en aquello que amas, en lo que tienes habilidad, pero no has pensado como puedes aportar a tu sociedad con ello’ o ‘Si decides estudiar y/o trabajar en algo que ayude a tu sociedad, en lo que tienes habilidad, pero no es lo que amas’ estarás decidiendo por un amor incompleto. 

Hay voces que definitivamente no deberías escuchar. Pero hay otras que sí, que se hace imperante que las escuches ¿Cuáles son estas voces? La voz de tu interior y, principalmente, la de Dios. Si sintonizas tu oído, desechando las demás voces, y escuchas la voz de Dios que habla en tu interior puede llevarte a encontrar una “Vocación más auténtica que es “Hacer lo que amamos y amar lo que hacemos, comprobar que tenemos y podemos desarrollar las habilidades para ello y visualizar claramente los propósitos de servicio y solidaridad con una comunidad mayor”. Tu identidad vocacional, es decir, la inclinación y preferencia por cierta profesión o forma de vida, se ha ido desarrollando desde tu infancia hasta hoy y no podemos desconocer que Dios allí también ha estado.

Tú eres a su imagen, a la imagen de un Dios que creo y tiene todas las habilidades, capacidades y pasiones y Él te habla en aquellas que tú has desarrollado. Parte fundamental de que la imagen de Dios sea restaurada en nosotros es sintonizar nuestra vida cada vez más con nuestras verdaderas pasiones, habilidades y oportunidades de servicio. Busca estar en sintonía con tus verdaderas pasiones, habilidades y oportunidades de servicio. Escucha la voz de Dios que te habla a través de tu propio disfrute, que te habla a través del sentido de amor e importancia que tiene para ti aquello que en tu interior sabes que deseas estudiar y/o trabajar.

Dios te habla a través de tu propio gozo. Si deseas balar, baila con gozo y para que los demás se gocen; si deseas construir, construye con amor y para que los demás puedan disfrutar de aquello que has construido; si deseas enseñar enseña con pasión y para que los demás aprendan. Dios es el Dios del baile y de la música, de la creatividad y de la construcción, de la sabiduría y de la capacidad de aprender. Tú eres a imagen de Dios.


PD: Espero que atiendas estás palabras Misael porque son para ti; como también para Jonathan, Mauricio y Natalia… ¡ustedes son a imagen de Dios! 



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