... ¿Dar frutos será la actividad vital de un árbol?... ¿Nosotros damos frutos?
¿Has dado frutos? He escuchado esta pregunta muchas
veces, y me he dicho: No porque no soy árbol ajajajaja (ok, es fome)… ya en serio ¿A qué se refieren cuando preguntan
esto? ¿Qué es un fruto? y ¿Por qué yo
debería darlos? He notado que cada vez que alguien habla de fruto o pregunta
por frutos se refiere a los “frutos del espíritu” que menciona el texto bíblico
y a que si se ha “compartido el evangelio a otras personas”.
Los frutos del espíritu serían,
según el texto bíblico: "amor, alegría (gozo), paz, paciencia, amabilidad (benignidad),
bondad, fidelidad (fe), humildad (mansedumbre) y dominio propio (templanza)" (Gálatas 5:22 NVI) y "... toda bondad, justicia y verdad" (Filipenses 5:9
NVI)
Al ver cuáles son los “frutos” creo
que cualquiera persona, consideraría que son las cosas que te harán ser un mejor
ser humano y ante ello no hay cuestionamiento,
es más, creo que la mayoría de nosotros (cristianos o no) aspiramos a tener
esas “cualidades”. Además, teniendo esas cualidades demostraremos y compartiremos
el evangelio con otros. ¡Todo calza!
Pero... entonces por qué la pregunta ¿Has
dado frutos? me molestaba tanto. Pues porque me hacía ver los “frutos” como “una
lista de cualidades” que, al analizarme sinceramente, no cumplía. La
pregunta se transformaba en una especie de sentencia que me forzaba a evaluarme, a ver que no tengo
muchos frutos y a forzarme a producirlos… pero epa! eso es antinatural ¿Qué árbol
se esfuerza por dar frutos?... pues ninguno… entonces ¿Cuál es la actividad
vital del árbol? Es aquí donde va lo nuevo para mí
(que es muy obvio para muchos, pero yo lo acabo de descubrir).
La actividad vita del árbol es,
simplemente, lo vital, osea, mantenerse vivo.
El árbol sólo debe buscar el agua suficiente a través de sus raíces y la
luz de sol suficiente a través de sus hojas, hacer esto lo mantendrá vivo y
ayudará a su desarrollo y crecimiento.
Entonces, un árbol que se nutre dará frutos como consecuencia natural de
su desarrollo. El árbol no anda esforzándose por producir sus frutos, el sólo
se alimenta.
Ok, no somos árboles, pero la analogía
del fruto es válida si nos vemos a nosotros mismos como estos seres vegetales.
Desde esa perspectiva, no debo esforzarme por cumplir “una lista de cualidades”
o forzarme a tener “comportamientos correctos” que den cuenta de esas
cualidades. No está en mi esfuerzo, los frutos son resultado del desarrollo
natural y el desarrollo natural se da como consecuencia de la alimentación
suficiente, es decir de estar nutridos.
Entonces… ¿Qué es lo que yo debo
hacer? Yo debo alimentarme de Cristo,
sólo así estaré nutrida y saludable para tener un desarrollo normal. Jesús dijo: “Permanezcan en mí, y yo
permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma,
sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto
si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que
permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden
ustedes hacer nada” (Juan 15:4-5 NVI).
Comprender esto me alivio ¡rayos… es horrible vivir
tratando de cumplir con una lista de cualidades¡ Se trata de nutrirme de la
fuente de vida, de permanecer en comunión con el Padre con la certeza de que he
sido reconciliada con Dios sólo a través de Jesucristo y que en mí mora el
consolador que me ayuda a vivir de la forma que Dios quiere que viva.
¿Pero cómo me nutro? Creo que implica varias cosas, pero de forma
práctica es rendir mi corazón a diario,
relacionarme con Dios a través de una oración sincera y de meditar en su
palabra… esto tendrá como consecuencia los frutos del espíritu en mi corazón
que se harán visibles en actos concretos en la cotidianidad de mi vida… “El que
me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda
en él” (Juan 14:23 NVI) Pero ¡ojo¡ el foco no está que queramos dar frutos, sino en que permaneciendo
en Él lo natural es que los demos.
Esto no significa que los frutos del espíritu se
darán de forma progresiva en un tiempo extenso, sino que se darán como
consecuencia natural sin estar determinado por la temporalidad. Esto es diario,
cada día debo alimentarme de Cristo para permanecer en él y ser un árbol nutrido
y saludable.
Si en comunión con Él, aprendo y vivo su palabra
seré….
… como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!
(Salmo 1:3 NVI)
Quizá la pregunta correcta no es ¿Has dado fruto?
sino
¿Te has alimentado de Jesús?
Otra cosa parecida, que escuché en un sermón una vez, es que cuando dice "fruto a su tiempo" uno tiende a tomarlo como "ok, me alimento de la fuente y... eventualmente... algún día, produciré frutos". Pero se nos olvida el verdadero sentido de "cuando llega su tiempo", que no es "en el futuro lejano", sino "cuando corresponde". O sea, que si estamos plantados a la orilla del río y alguien nos trata mal, el fruto que saldrá será el amor; si nos pasa alguna cuestión penca y nos refugiamos en Jesús, el gozo; si estamos esperando lo imposible, la paciencia... y así, cada fruto a su tiempo :), no en el lejano horizonte, sino aquí y ahora!
ResponderEliminarToda la razón... uno tiende a esperar en la lejanía, pero es "cuando corresponda"... como dices, aquí y ahora!
EliminarMmmmmmm si! xD.
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