jueves, 3 de octubre de 2013

Para que no ignoremos ni olvidemos lo ocurrido. "Testimonio gebeuista asesinado el 11Sept.73" (por Josué Fonseca)

Hace unos minutos  llego a mi bandeja de entrada un documento adjunto a este mensaje:
Les ruego que hagan conocer este artículo entre quienes quieran
distribuir esto, pero en especial a los actuales estudiantes.
"Bienaventurados los que mueren en el Señor..." Apoc.14:13.

Paz.
Pr. Josué Fonseca (ex Secr.Gral GBUCH 1977-1988)
Lo leí y creo que mis propios comentarios ya sobran, lo comparto. Este, quizá, no es el medio más adecuado, pero es el que está a mi alcance. Si pueden compartirlo !Háganlo¡ 


FELIPE CAMPOS: GEBEUISTA ASESINADO el 11Sept.73.
Por Josué Fonseca


Felipe Porfirio Campos Carrillo era un joven que vino becado a Chile desde Guayaquil, Ecuador, para estudiar Kinesiología en la Universidad de Concepción en Marzo 1973 proveniente de una familia de profunda raíz evangélica por lo cual se integró de inmediato al GBU local. Junto a su amigo Jimmy Torres murió por torturas el 20 de Septiembre de 1973 en la Cuarta (hoy Primera) Comisaría de Carabineros de Concepción, Salas esq. San Martín.

Yo estuve con él ese mismo día martes 11 de Septiembre al mediodía, compartimos una manzana en la esquina del hospital regional. Me contó que escapó desde su cabina (las residencias estudiantiles) por los cerros junto a otros estudiantes, bajó a la ciudad por Agüita de la Perdiz y volvió al centro.
No sabía qué hacer. Le sugerí irse a la casa de los hermanos Salamanca y así hizo.

En 1990 empezamos a poner su caso en la Comisión Rettig, la que finalmente consignó lo siguiente: “El 20 de septiembre de 1973 fueron encontrados en la ribera sur del río Bio-Bio los cuerpos sin vida de Felipe Porfirio CAMPOS CARRILLO, 23 años, estudiante de Kinesiología y Freddy Jimmy TORRES VILLALBA, 19 años, estudiante de Ingeniería, ambos de nacionalidad ecuatoriana. Los cadáveres presentaban múltiples heridas de bala. La prensa local tituló; "Hallan a dos extremistas acribillados a bala". Un diario nacional, por su parte, señaló el 28 de septiembre de l973 que ambos jóvenes no eran "extremistas, pero que vivían con elementos que sí lo eran y que habrían sido víctimas de una venganza
política". A través de testimonios verosímiles, esta Comisión ha podido acreditar que ambos estudiantes estuvieron recluidos en la Cuarta Comisaría de Carabineros de Concepción.
Así, a esta Comisión le asiste la convicción que Felipe Campos y Freddy Torres fueron ejecutados por agentes del Estado, quienes violaron su derecho a la vida. Se funda tal convicción en el hecho cierto de sus muertes por múltiples heridas a bala; en que está acreditada su reclusión en manos de Carabineros; y en el uso a nivel nacional de procedimientos similares con ciudadanos extranjeros residentes en el país y la existencia de varios hechos de la misma naturaleza en esta zona”. Informe Rettig.=

Nos movilizamos junto a algunos profesionales evangélicos exGBUistas como Abel Contreras quien trabajaba en la Vicaría de Concepción, y el abogado Álvaro Rodríguez. La familia Campos me dio amplios poderes legales para representarles, y exigimos justicia. El caso se llevó a la corte de Coronel. Conversamos con el Juez de Apelaciones Sr. Carlos Aldana. Los imputados fueron el Coronel de Carabineros Fernando Pinares, los capitanes Sergio Arévalo Cid y Alex Graft, y el teniente Roberto Ricotti. Todo esto se puede leer en memoriaviva.com Los nombres de Felipe y Jimmy también se leen en el Memorial del Cementerio General en Santiago. La Vicaría de la Solidaridad de Concepción, con Abel a la cabeza, hizo gran parte para que este caso ingresara a la Comisión Rettig.

La Ley de Reparación 19123 se tramitó por tres años lográndose una indemnización y pensión vitalicia para su madre, Sra Ruth Falquez vda de Campos. Conversamos con la familia Torres, pero ellos quisieron hacer la defensa por su lado. El 26 Junio de 1995 organizamos un Acto de Reparación del Buen Nombre, como dice la Ley, que se efectuó en Miguel Claro 614, Providencia con asistencia del exPresidente Patricio Aylwin, varios diputados y de David Campos, un hermano que vino del Ecuador, quien recibió los beneficios de manos de don Patricio, lo que fue registrado por la prensa. Aquel día, el pastor Guillermo Catalán hizo la oración de perdón y reconciliación.

Volviendo a los hechos. Les sugirieron a Felipe y Jimmy que se fueran a Los Ángeles, a casa de Joel Salamanca, y allí Felipe cometió un error. Volvió a su cabina para buscar ropas, sacó sus cosas y se fue, sin saber que le seguían. Ambos tomaron el bus Igi-Llaima hacia Los Ángeles, y en el control de Chaimávida los bajaron. Fueron llevados a la Cuarta (hoy Primera) Comisaría de Carabineros, Salas esquina San Martín.

El cuerpo de Felipe fue reconocido en la morgue por su hermano José quien estudiaba cuarto año de medicina, y velado en el templo de la Primera Iglesia Bautista de Concepción, iglesia a la que Felipe pertenecía. El pastor Luis Mussiett Canales (ya fallecido) recibió amenazas para no efectuar los oficios en el templo, pero él respondió: “este joven era de los nuestros, ésta es su iglesia, y el funeral se hace aquí, no se hable más.” José su hermano, la iglesia toda, y universitarios evangélicos participamos de los servicios fúnebres con los ojos llenos de lágrimas. Testimonio gráfico del funeral se encuentra en el diario La Crónica de la época. El Diario El Sur no se quiso comprometer y no publicó el caso. Dado que Felipe era integrante del GBU, Grupo Bíblico Universitario de Concepción, los dirigentes del GBU hicimos una declaración pública repudiando este crimen porque él era un joven evangélico. La Crónica publicó la carta, El Sur otra vez se restó.

Los cuerpos de Felipe y Jimmy fueron encontrados en Boca Sur, baleados con calibre de guerra, partidos por la mitad y sin sangre, lo que daba cuenta que habían muerto en otro lado. Las balas fueron disparadas desde menos de un metro a cuerpos ya muertos para crear un falso escenario. El cuerpo de Felipe tenía huellas de quemaduras de cigarrillos, de torturas por electricidad, múltiples hematomas y balas en el cuerpo y una en la nuca. 

El Embajador del Ecuador, un exmilitar, telefoneó a casa de los Campos en Guayaquil para informar de la muerte del hijo, y les hizo conocer que el gobierno militar no autorizaba la repatriación del cuerpo, sino solamente de sus cenizas. La familia de nueve hijos reunida oía las palabras del Embajador, el padre de familia, Don Felipe, se desmayó. Ellos debían decidir, o se sepulta en Chile o se incinera. La familia le pidió un momento al Embajador, se tomaron de las manos, oraron a Dios, y llorando contestaron “que lo incineren porque lo queremos tener con nosotros”. Y así se hizo, bajo la mirada cómplice del Embajador. 

Felipe era un joven lleno de vitalidad que había jugado profesionalmente por el club de futbol Barcelona del Ecuador, y quería ser Kinesiólogo deportivo. Era fiel miembro de nuestra iglesia, a la cual siempre asistía acompañado de Jimmy, su compatriota. Felipe nos enseñó una canción: ‘Oh que amor, que inmenso amor, el de mi Salvador”, con una desafinación tal que nos hacía reír por lo mal que cantaba. Era estudioso, y amigo de todos. No fallaba a las reuniones de oración del GBU en el campanil al mediodía, y a las actividades cristianas universitarias y al grupo de jóvenes de la iglesia. Cuando supimos de su asesinato nos sentimos devastados, porque nosotros también teníamos 20 años.

¿Qué aprendimos? Que la crueldad y maldad humana no tienen límite, que los hijos de Dios no estamos exentos, que no tenemos que olvidar un pasado que nunca más se puede volver a repetir, que no debemos abandonar a los nuestros, que debemos siempre defendernos unos a otros, que decir la verdad es parte de la justicia, que el mal no prevalecerá contra los hijos de Dios, y que Dios pagará a cada uno según su justicia, porque ‘el Señor conoce el camino de los justos, mas la senda de los malos perecerá”, Salmo 1:6.

Unos años atrás la Fundación Guayasamín llamó a la familia para preguntarles sobre sus sentimientos. La familia Campos contestó: “Nosotros ya perdonamos a los asesinos”. Ésta fue otra lección… que aún estamos aprendiendo.=
///////////.jf.

martes, 10 de septiembre de 2013

40 años después...


Este año se cumplen 40 años de algo que no viví y que no está en los libros de historia de mi país, pero que está en la consciencia y la boca de todos nosotros… que con mayor o menor intensidad se ha marcado en los corazones. No lo viví, pero es también mi historia.

Nada de lo que diga u opine sobre el golpe de estado y los  17 años que le siguieron será nuevo, realmente fundamentado y definitorio porque todo lo que sé es transmitido de segunda mano, me lo han contado otros y por eso lo que veo es el cumulo de cosas que pasaron por otros ojos. Pero independiente de que yo no pueda tener la versión más objetiva acerca de los hechos pasados, puedo perfectamente hacerme una idea de la situación presente; “Nuestro país está quebrado, porque así están aún los corazones de nuestra gente”.

No tengo gran influencia, no soy líder de opinión, ni tengo el poder de hacer justicia para nadie  y sé que los que lean esto están en la misma situación que yo, pero… ¿podríamos hacer algo más que darle “Like” a los estados de Facebook y  twitear cosas con respecto al tema? ¿Es válido ser pasivos o no tener opinión? ¿Qué se supone que debemos hacer aquellos que tenemos a Cristo por esta situación?

La reflexión de un amigo, Gustavo Sobarzo (Secretario General de GBUCh), responde, de alguna forma, a estás preguntas. Aquí comparto su reflexión:

El próximo año, nuestro Grupo Bíblico Universitario cumple 50 años de vida. De esta edad, deducimos y comprendemos que el ambiente en el cual se gesta el "brazo de la Iglesia en la universidad" no estuvo ajeno a la contingencia nacional. Los diez primeros años del GBU, cuando tal vez no existía conciencia de los alcances futuros que tendría la obra, fueron en un contexto muy politizado, de ideales e ideologías, doctrinas, convicciones y reflexión, en que la Universidad era protagonista de grandes cambios. Aquí es donde hombres y mujeres, que no son escencialmente diferentes a cualquier gbuista de hoy, compartían su fe, la vivían y decían firmemente que DIOS tiene que ver con nuestra vida cotidiana. Esta generación es tal vez una de las más comprometidas con la obra estudiantil. Hasta hoy, muchos de ellos siguen vinculados, apoyando en todo sentido el avance de esta misma labor, en el siglo 21.


La segunda y tercera generación de estudiantes del GBU, vivió el cambio más dramático que ha tenido Chile en el último tiempo. El golpe de estado, con el cual se rompe la democracia chilena, y que remeció profundamente todo nuestro Chile, y desde luego la Universidad. Fue un tiempo violento y triste. Y el GBU no estaba en otro planeta. Sufrió el remezón.  
Quizás pocos GBUistas de hoy conocen el hecho que uno de nuestros hermanos, participante del GBU de Concepción fue asesinado 12 días después del golpe. Felipe Campos es su nombre. Fueron tiempos turbulentos, y este hecho afectó profundamente a sus amigos del núcleo al cuál pertenecía. 

En todo Chile, se cerraron carreras. Otras continuaron irregularmente, con más de la mitad de sus alumnos desaparecidos o detenidos.  
Josué Fonseca, quien fuera el '73 Secretario Ejecutivo del GBU en Concepción, nos cuenta:
"Para los marxistas eramos facistas, y para los de derecha eramos comunistas, siempre nos dieron duro, pero aguantamos; El golpe del 73 me encontro como Sec.Ejecutivo en Conce, junto a otro estudiante, y fuimos ante los rectores delegados (militares) de cada universidad para decir quienes éramos, y qué haciamos; solo un capitan de ejercito que fue nombrado en la UTecnica (hoy UBioBio) no echo de su oficina a punta de metralleta y nos prohibio todo tipo de reunion religiosa. Nosotros cinco nos fuimos inmediatamente detras de ese mismo edificio de rectoria y nos pusimos a orar y llorar, con miedo de los militares."

Mi papá, Jorge Sobarzo, también era estudiante en ese entonces. Él relata que luego del golpe, estaban prohibidas todas las reuniones en la universidad. Mas ellos con admirable convicción, sabían que no podía detenerse la obra cristiana en aquel momento. En la U de Concepción, continuaron reuniéndose. Apenas habían vuelto a clases en Noviembre del '73. Cada semana tenían una reunión de núcleo, amparados en la ayuda de un guardia (quien al parecer era adventista) que les 'avisaba' si venía alguien. Pero no era suficiente. Tenían que orar. Orar por un Chile quebrado. Orar por las familias perseguidas. Orar para que hubiera esperanza.  
Decidieron volver a reunirse, cada día a las 12:00 del día en el Campanil. Sitio emblemático de la universidad. Oraban por aproximadamente 10 minutos. Al principio, eran pocos los que se atrevían a desafiar tan abiertamente en un campus tomado por los militares. Pero con los días fueron más... y luego más... y más... hasta que llegaron a ser casi 200 personas orando en el campanil!...

Mi papá me cuenta que muchos estudiantes aprovechaban (dada la prohibición de hacer reuniones) esta instancia para agruparse y organzarse en sus propios intereses. Y los GBUistas lo sabian!... pero en ese mismo contexto, aprovechaban de compartir la fe... ¡Y muchos conocieron al Cristo vivo! Al que estaba allí con ellos. Al que en medio de ese ambiente de terror, les daba fuerzas y les daba esperanza. 
El GBUCh debía continuar. Había mucho trabajo que hacer. El '74 se realizó el Congreso Nacional en Concepción. Un grupo pequeño de estudiantes salió en una citroneta a buscar provisiones a los grupos locales desde Valparaíso al sur. Mi papá, Josué Fonseca, Tito Zabala y Carlos Astudillo viajaron para visitar a hermanos, núcleos e iglesias. En tiempos de toque de queda y de amenaza constante, no fue fácil. Pero lo hicieron. Sabían que había algo que valía la pena
Más allá de lo anecdótico que hoy puede parecernos varias cosas que pudieran contar los GBUistas de aquella época, hoy hago este relato porque creo que hay cosas que podemos rescatar.
-La generación de estudiantes de hoy no vivieron el golpe militar, sin embargo creo necesario que recordemos que es un hecho que hasta hoy (aunque algunos quieran hacernos creer que es un capítulo cerrado) marca a los chilenos y en especial al universitario chileno. 
-Tenemos una responsabilidad como cristianos de oír los clamores de nuestro contexto. Y en ocasiones también de hacerlos nuestros propios clamores. Y hoy somos testigos de que hay clamores... de justicia, de dolor, de ser oídos. Y otros clamores también... de rencor, de orgullo, de derrota, de hastío.  
-Los GBUistas de ese entonces, así como hoy, son de distintos colores políticos. Pero esto no impide (o no debería ser impedimento) de involucrarnos. Ellos no se enajenaron... no tenían alternativa. Chile entero hoy recuerda lo que pasó hace 40 años. ¿Puede el GBU hacer como que no pasa nada? Abramos nuestros ojos y oídos. Toquemos. Estemos presentes. 
-Esa generación de estudiantes no eran necesariamente más valientes que la actual. Simplemente les tocó. Pero ellos fueron capaces de oír la voz de Dios, y responder. Varios de ellos hicieron cosas bien concretas, sobretodo en los años que siguieron. Pero en ese momento... la labor que cumplieron fue sencilla, quizás pequeña para algunos, pero fue lo que era necesario. Sembrar esperanza.

Y yo creo que eso es lo que el GBU tiene que hacer hoy, más que nunca. Continuar el trabajo de sembrar la ESPERANZA en la Universidad Chilena. La esperanza que sólo tenemos en Cristo. Nuestro Chile necesita volver a creer. Hay hambre y sed de justicia. Los clamores indican que hay desesperanza de ser oídos y satisfechos. Los jóvenes no creen en quienes serán los futuros gobernantes de nuestro país. Los estudiantes no creen en las instituciones, en la religión, en los políticos. No creen, porque no hay esperanza. O si tienen 'esperanza', hoy la depositan en cosas que por si solas son un espejismo... 
Mi oración, y anhelo de esta generación, es que seamos sembradores de esperanza. 
No nos callemos lo que hemos visto y oído. No nos callemos la esperanza que hay en nosotros.  
40 años después. Eso es lo que debemos hacer como GBU. 
Gustavo Sobarzo. 


Hagamos nuestras estás palabras: 
"No nos callemos lo que hemos visto y oído. 
No nos callemos la esperanza que hay en nosotros."

sábado, 17 de agosto de 2013

Circunstancias dolorosas… salir de la Jaula...

Hay situaciones dolorosas que nos marcan, nos dejan heridas y la lógica no las hace más soportables. Por el contrario, mientras más pensamos en ellas, más dolor nos causan. En estos días he vivido algo de eso y he descubierto más belleza de la que creería que se podía ver en el dolor.

Cada circunstancia dolorosa a pesar de ser única y particular sigue patrones comunes en las consecuencias que en nosotros provoca. Cualquier circunstancia dolorosa nos deja heridas, ya seamos culpables o víctimas o ambas cosas. Toda vivencias deja huellas y las vivencias desagradables nos dejan raíces que hacen que todo lo que vivamos luego tenga un sabor amargo, tenga algo de nostalgia y no lo disfrutemos en su totalidad. Toda circunstancia dolorosa nos deja atados de alguna forma y no podremos seguir a menos que seamos libres de esa jaula que nos ha aprisionado.

Podemos reaccionar evadiendo la realidad o sumiéndonos por entero en ella, pero en ambas opciones llegaremos a escarbar en las razones, en las culpabilidades, en los motivos y las decisiones. Los ¿Por qué? ¿Para qué? y ¿Cómo? Inundan nuestra mente y se mantienen como un constante. Escarbar no nos hará libres porque NO se trata de saber y saber y saber, se trata de comprender. Pero no sólo comprender las circunstancias, porque puede que ni siquiera podamos comprenderlas, sino comprender la trascendencia de ello en nuestra vida. En el mapa de nuestra vida ¿Dónde se ubica esto que hemos vivido? dentro de mis circunstancias ¿Qué se supone que aprenda? Y Dios… ¿Él tiene que ver con esto?

Es en este paso donde se necesita ser honestos, ser descarnadamente honestos con nosotros mismos  y buscar la verdad de esas preguntas, no la verdad que nos conforme, sino que la “verdad”. La confusión es común y es por eso que necesitamos ayuda externa, por nosotros mismos no llegaremos a la verdad. En mi caso dos cosas son fundamentales: La comunidad y la palabra.

La comunidad conformada por aquellos que nos aman, somos seres sociales y necesitamos de los otros. Ellos nos  brindaran los brazos donde cobijarnos y las palabras suaves o duras que necesitamos porque de seguro ellos podrán ser más objetivos que nosotros al ver la realidad. Por otra parte, la verdad de nuestras circunstancias es superada por una verdad suprema y esta está contenida en la palabra “cuando el corazón se desequilibra, cuando el mundo se desordena, la palabra trae orden tanto a fuera como a dentro” (Como pastorear y ser pastoreados, Jorge Atinencia). Pero como es común, no recordaremos esto cuando estemos confundidos y la comunidad será quien nos lo recuerde.

La búsqueda de la verdad debe llevaros a la libertad, pero hay un paso previo “el perdón. Toda circunstancia dolorosa deja heridas y hay culpables de esas heridas a quien debemos perdonar. Ese culpable puede ser otro o podemos ser nosotros mismos. Mientras no perdonemos no seremos libres de la jaula. La jaula no sólo es el dolor sino la culpabilidad. La mayor verdad contenida en la palabra es la redención, Jesús nos ha redimido de las culpabilidades. Él ha venido para que seamos libres “Jesús: … me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos o poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4: 18)

Aquello que te dañó fue redimido, aquel que te dañó fue redimido. Eso debes creerlo porque esto es sólo asunto de fe. Perdonar no es un obsequio sólo para quien recibe el perdón, sino también para quien perdona. Perdonar nos hace libres. Perdonar  es dejar que la herida sane, que la herida sane quita el dolor, cuando el dolor se va la circunstancia ya ha pasado. Es ahí donde podemos ver que hemos aprendido y seguir, no seguiremos como antes, quedarán cicatrices que serán muestra de que hemos superado algo, hemos vivido y hemos crecido “todo tiene su tiempo… el momento en que se hiere, y el momento en que se sana…  el momento en que se llora, y el momento en que se ríe.."(Eclesiastés 3)

Jesús ha redimido TODO… esto que vives también.


miércoles, 24 de julio de 2013

Señor, pero...

Estos han sido tiempos de introspección para mi  y son varios los temas diversos que afloran. Por lo mismo, hoy por hoy, se me hace un poco complejo definirlos, sin embargo quiero compartir lo que voy aprendiendo y re-aprendiendo. ¿Cómo hacerlo si no puedo escribir sobre algo sin que surjan otros temas cruzados y me enrede?... pues comparto algo intimo que es reflejo de mis procesos. Eso, para mi,  es un riesgo  porque cada cual podrá sacar sus propias conclusiones, pero ya que... Esta es mi oración de estos días:

Señor, sé que tienes el control de todo, 
Te alabo porque sé que lo tienes y me lo has demostrado, 
pero, Señor, hay tanto que yo no entiendo. 
Hay tantas conclusiones lógicas en mi mente 
de los por qué, los para qué y los cómo, 
pero, Señor, cuando viene la angustia la lógica desaparece, 
Señor, se tu mi calma más allá de la razón.

Señor, tú eres el amor supremo y el abrazo constante, 
Te alabo porque lo vivo y me lo demuestras hoy, 
pero, Señor, hay afectos que duelen 
No dejes que mi corazón se cierre 
Ni que la esperanza que has puesto en él se corrompa por ver la realidad a través de mis ojos. 
Señor, déjame mirar mis circunstancias con los ojos tuyos, 
Ver la vida a través del filtro del amor de Cristo. 
  
Señor, sé que eres perdón y misericordia 
Te alabo porque por ello vivo y hoy más que nunca me lo has demostrado 
Pero, Señor, me olvido de dar lo mismo a los que me dañan 
Hazme ir más allá de mis propios juicios 
Enséñame a perdonar  y a perdonarme 
Sabes que en mis fuerzas no puedo 
Aquí está mi corazón dispuesto.     

Señor,  tú eres  fuerte y sabio 
Te alabo porque me sostienes y lo has demostrado. 
pero, Señor, me veo frágil ante mi adversidad 
Dame el valor de aferrarme a tu fortaleza y dejar de buscar la mía 
No dejes que las vivencias me endurezcan y adquiera posturas o mascaras 
Sino que adquiera sabiduría y sinceridad 
Señor, que en todo prevalezca tu palabra y tu verdad. 
   
Señor, déjame verte en todas mis circunstancias. 
Señor, enséñame a glorificar tu nombre más allá de mis "PEROS"
Señor, se mi SEÑOR. 
Amén!

sábado, 20 de julio de 2013

La decisión después de la decisión hace la diferencia…

 
 Parte inevitable de la vida es verse  enfrentado a decidir, y parte de decidir es la consecuencia que trae cada decisión.  No siempre decidimos tan conscientemente, pero siempre seremos consientes de las consecuencias que recibimos luego de decidir

  En esto de las consecuencias tenemos dos: unas que nos agradan así que llamamos “aciertos” y otras que, definitivamente, nos desagradan así que las llamamos “error”. Los aciertos son buenos, pues siempre vemos su beneficio, pero los errores son tortuosos porque es la decisión que hemos hecho que nos hace sufrir, en mayor o menor intensidad. Lo que es agravado porque no sólo nos hace sufrir a nosotros, sino a todo aquel que se vea involucrado en la esfera de causas y efectos a partir de una decisión nuestra.

  Las consecuencias son inevitables y equivocarnos será parte intrínseca de la vida (no voluntariamente, por cierto), así que podemos torturarnos por nuestros errores dejando que ellos nos aplasten, ignorarlos (eso jamás resulta) o reciclarlos. Reciclamos cuando sacamos todo aquello que puede ser útil de ese error, que por lo general es aprender a decidir de mejor manera. Pero que también es aprender a hacer o no hacer, a decir o no decir porque el aprendizaje siempre nos llevará a acciones concretas. Aprender nos hace crecer y crecer siempre es bueno, así que esta es la parte reciclable del error.

  El tiempo no vuelve atrás y no podemos cambiar lo que hemos hecho o  lo que no hemos hecho, pero el tiempo avanza y la esperanza está en que cada día es una nueva oportunidad (sus misericordias son nuevas cada día...). Sin embargo el pasado debe reciclarse, debe amarse y valorarse porque nos va haciendo quienes somos. Y cada día habrá una mejor versión de mi o de ti .

  No es fácil, pero la decisión sobre qué hacer con las consecuencias de nuestras decisiones hace la diferencia.   Como dijo SpiderMan: “Son las decisiones las que nos hacen ser quienes somos, y siempre podemos optar por hacer lo correcto” (él no es un gran referente, pero esa si es una verdad obvia y digna de considerar).


La decisión después de la decisión hace la diferencia…


viernes, 12 de julio de 2013

Estar dispuesta a... ¿TODO?

  Volví hace algo más de una semana de mi viaje y he debido tomar decisiones que para mí son, realmente, importantes. Decisiones que no me han sido fáciles porque optar por una cosa implica dejar otra y  porque en la toma de decisiones he debido sopesar que es lo más importante para mí,  pero al tomar estas decisiones intente llevar a mi vida cotidiana las lecciones que he aprendido y  que en el día a día voy re-definiendo.  La que hoy se hace más latente es esta:

Mientras estuve en Venezuela me enfrente a este relato “En cierta ocasión 3 hombres se acercaron a Jesús con la intención de seguirlo, uno por uno manifestó su intención y Jesús les dio una respuesta que de seguro no esperaban  Al primero dijo: Los hombres (o mujeres) no tendrán donde poner la cabeza; al segundo dijo: No entierres a tu padre, ve y predica el evangelio; al tercero le dijo: No te vayas a despedir de los que están en tu casa”.(Lucas 9: 57-62). 

  Al leer esto yo me dije a mi misma: ¿Eso le respondió Jesús a estos hombres que estaban dispuestos a seguirlo? ¿Acaso Jesús se contradice? ¿No es este el mismo Jesús qué dice que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos y más aún como el mismo nos amó? Si para seguirlo debo abandonarme a no suplir mis necesidades… ¿cómo amaré a otros como a mí misma? Si para seguirlo debo dejar a mis padres y a los de mi casa… ¿Cómo amaré a mi prójimo? ¿No son mis padres y mis seres queridos mis prójimos más cercanos a los que debo amar?

  Entonces replantee lo siguiente: Al primero le dijo que no supliría sus necesidades, pero Lucas 12 (22-31) dice que nuestro Padre sabe de qué tenemos necesidad, así que nosotros no nos preocupemos; sino que busquemos su reino y su justicia y lo demás será añadido. Conclusión: Jesús no se puede estar refiriendo a que al seguirle necesariamente estará desamparado y sus necesidades básicas no serán suplidas. Al segundo le dijo que no fuera a dar sepultura a su padre, pero Efesios 6 (2 y 3) dice que se debe honrar a los padres y que este es el primer mandamiento que tiene una promesa añadida (tener larga vida). Y sabemos que dar sepultura, en esa cultura y en la nuestra es honrarlos. Conclusión: Jesús no puede estar refiriéndose a que deshonre a sus padres o los abandone. Al tercero le dijo que no se fuera a despedir de los de su casa para que anunciara el reino, pero debemos proveer para los de nuestra casa primero, ejemplo de ello es lo que dice 1° Timoteo 5 (8), refiriéndose al apoyo económicos, si alguien da ofrenda al templo y no provee primero para los suyos es un hipócrita. Conclusión: Jesús no puede estar refiriéndose a que debe ver por los demás antes que por los de su casa.

¿Qué quería decir Jesús? Y fue cuando recordé que en los versículos anteriores los discípulos discutían sobre quién era el mayor y Jesús intento que ellos entendieran qué era ser su discípulo, entonces lo de estos tres personajes no era diferente. Si querían seguirlo (ser sus discípulos) debían entender algo y eso era “Que aquel que mira atrás al poner la mano en el arado nos sirve para el reino” (Luc 9:62) “Que aquel que no deja TODO no puede ser su discípulo” (Luc 14:33).

 ¡Rayos! (Pensé), quiere que lo deje TODO… y recordé: “Donde está su tesoro está su corazón”. Jesús no les dice eso porque se deba dejar a los seres queridos y debamos ser mendigos por la tierra, sino porque Él los confronta con aquello que es su tesoro. Esas cosas eran lo que estaba en primer lugar en sus corazón. Ellos no podían servir para el reino y ser discípulos, no porque fueran discriminados, sino porque si Jesús no es lo primero en el corazón, simplemente, estaremos limitados para ser verdaderamente sus discípulos.

  Esto me puso en la siguiente encrucijada: Donde está mi tesoro esta mi corazón ¿Cuál es mi tesoro? ¿Qué habría dicho yo si hubiera sido uno de ellos? ¿Qué ocupa el primer lugar en mí corazón?... y me dije: ¿Cómo puedo saber eso? y automáticamente me respondí: Sin considerar a  Dios en esta pregunta ¿Qué es aquello que no quisiera dejar nunca? Eso es lo primero en mi corazón… lo supe enseguida, creo que durante toda mi lucha con el texto lo supe y aun así me sentía sorprendida y avergonzada de que el primer lugar  en mi corazón no lo tuviera Jesús.

  Pero hay algo que realmente me animó y que hoy me llena de esperanza. La palabra no dice si estos tres estuvieron dispuestos a dejar TODO para que Jesús tomara el primer lugar, pero sí dice en el capítulo siguiente (Luc 10) que 70 personas SÍ estuvieron dispuestas a dejarlo todo.

  Al volver a Chile hubo una decisión más difícil que todas las otras y lo fue porque tenía que ver con aquello que en mi enfrentamiento con el texto había descubierto que ocupaba uno de los primeros lugares. No fue fácil decidir en actos concretos que Jesús tomará el primer lugar y sé que a lo largo de la vida deberé seguir decidiendo por Jesús (y no con menos dificultad) en eventos a destacar (como lo fue este para mí) y sobre todo en la vida cotidiana.

  Pero cuando esos 70 estuvieron dispuestos Jesús les dijo y nos dice hoy: (Luc 10:2) “La necesidad es mucha y los dispuestos son pocos, pero oren al Señor para que envíe a más que estén dispuestos”. Oremos, para que envíe a más, oremos para que nos envíe, oremos para que estemos dispuestos. Oremos para que Jesús tenga el primer lugar en nuestros corazones.





“Donde está mi tesoro
 esta mi corazón”

 “Donde está tu tesoro 
esta tu corazón”

lunes, 8 de julio de 2013

Transiciones...

 La transición es el  estado intermedio de lo antiguo a lo nuevo. Siempre estamos  en transición, pasamos de estar dormidos a despiertos, de hambrientos a saciados, de tranquilos a enojados, de  tristes a contentos. Y es fácil definir el antes y el después luego de que todo ha pasado o simplemente imaginarlo antes de que pase, pero que pasa cuando nos encontramos en medio… en ese estado que estamos somnolientos, ni tan dormidos, ni tan despiertos; cuando estamos con un vacío en el estómago a pesar de estar comiendo; cuando no hay expresión visible pero dentro nuestro está por estallar el volcán de molestias por alguna situación; cuando estamos cabizbajos pero con un halo de esperanza… en todos esos estados medios nos sentimos confundidos.

 En estos días me he sentido así, medio desorientada, medio confundida, medio aturdida. En mi caso la transición actual fue detonada por “El viaje”. Y digo “el viaje” porque no solo se trató de ese tiempo en el que cambie de lugar geográfico; sino un viaje por lo que soy y que cambio lo que soy.  Al irme, al igual que yo, la realidad que dejaba era de una forma, al volver, al igual que yo,  la realidad con la que me encontraba era ya diferente. El ir y volver, la adaptación a la realidad presente no es tan fácil como definir el antes y el después, pero se puede vivir de dos formas creo yo. Ya que es inevitable vivir estos estados intermedios se tiene estas dos opciones: se pueden odiar y sufrir en desesperación constante o se pueden aprender a amar y sufrir en esperanza constante.   Leía lo siguiente:

“En esta vida todo tiene su momento… el momento en que se nace, y el momento en que se muere…  el momento en que se hiere, y el momento en que se sana…  el momento en que se llora, y el momento en que se ríe… el momento en que se sufre, y el momento en que se goza… el momento de la bienvenida, y el momento de la despedida…”
 Al leer esto me parecía que solo se contemplaban los momentos definidos ¿y qué hay de las transiciones? ¿Cómo se supone que pase del llanto a la risa? ¿Cómo se supone que viva la bienvenida de lo que no esperaba y la despedida de aquello que no quiero despedir? Y  sí, aquí es donde nace el reproche, y el reproche es parte de la transición, porque el cambio jamás será agradable al principio. Pero junto con el reproche viene también la decisión de cómo vivir esto.

 Y al leer nuevamente lo ya citado, me pareció tan claro, los estados son eso, no hay más “nada nuevo bajo el sol” se pasa de uno a otro y si hoy lloro, mañana reiré, y si hoy río  lo quiera o no, en algún momento lloraré “nada nuevo bajo el sol”… pero algo que tampoco es nuevo es esta promesa que Jesús hizo a sus discípulos en un tiempo de transición para ellos (Jn 13 y 14) “Mi paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como se las dan las cosas de este mundo. NO se perturben sus corazones, ni tengan miedo”.

Fases de transición de la luna



Opto por aprender a amar este tiempo y sufrirlo en esperanza constante,
“no hay nada nuevo bajo el sol”, 
pero como siempre 
“Su paz me deja, su paz me da…” 
¿Por cuál opción decides tú?

domingo, 7 de julio de 2013

¿Por qué me decidí a escribir?

Hace algún tiempo, cuando comencé de forma “oficial”  mi trabajo en la misión estudiantil, un amigo me recomendó que escribiera lo que iba viviendo y aprendiendo en este camino  porque de alguna forma podría ser útil para otros o para que yo misma pudiera ver mi camino recorrido. Escribir es algo que siempre hago, sólo escribiendo puedo ir comprendiendo el mundo a mi alrededor,  pero escribir para que otros lean lo que escribo es algo muy diferente.

Me decidí a escribir porque creo que lo necesito; Sí, lo sé… no parece una gran razón, ni tiene mucha nobleza, pero es simplemente eso.  Creo que necesito compartir lo que siento mío, necesito ser testigo de las cosas simples y sencillas que me llenan de esperanza y que espero,  que de alguna forma, traspasen esa esperanza a alguien más.

Han pasado meses desde esa recomendación  de escribir (que no considere mucho en un principio), pero hoy comienzo con esto y vamos a ver con el tiempo cómo me va. Pero a pesar de cómo me vaya expreso en palabras de Gabriela Mistral mi sentir de este momento y que espero sea el sentir que permanezca en mí durante todos mis tiempos:
 Maestro… Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones”