Aunque ya estamos a casi mitad del primer mes del 2014 necesito dar gracias por el 2013 y dejar por escrito la constancia de mi gratitud, para NO olvidarla y poder recordarla en esos momentos en los que uno sí olvida todas las bellas cosas."BENDICE alma mía al SEÑOR y NO OLVIDES ninguna de sus bondades..."♡
El 2013 fue un año en el que me pareció haber vivido 1000 días…
porque ¿cómo es que alcanzan tan sólo
365 días para vivir tantas cosas?... fueron muchas, muchas cosas, pero todas,
todas, todas tienen un mismo fin y significado para mí, me llevaron a aprender
a confiar en el único ser que me amará incondicionalmente, Dios… y a disfrutar
de todos aquellos seres que no son incondicionales, pero que se acercan mucho a ello…
mis queridos amigos y mi familia.
Destaco 5 cosas de mi año:
1) Año en que Narnia se hizo más real en mi mundo: Comencé
mi labor como obrera de la misión estudiantil y sí, vivo intentando ver a Aslan
en todas las cosas de este mundo. La misión comenzó junto a otras cuatro
personas Frano, Paula, Marco, Daniel y Hans con los que aprendí que dos (6 en este caso) son más fuertes que uno y a, simplemente, estar dispuesta; juntos
hemos visto la misericordia de Dios en la misión estudiantil de Chile. Pero
Narnia no se limitaba a ellos, en un viaje de un mes a Venezuela comprendí que
la presencia de Aslan estaba en todo el mundo y que la aventura la vivía junto
a los demás soñadores de latinoamerica. Aprendí a disfrutar la gracia de la comunidad, mis parámetros de lo conocido crecieron
y mi corazón se ensancho. La cotidiana aventura
en Narnia es maravillosa y para mi es posible vivirla porque existe un batallón
detrás mio; un grupo de colaboradores, de amigos, de hermanos y de familia apoyándome.
Aslan es tan real y todos los días
siento su abrazo a través de ellos.
2) Año en que comencé a sacar lo que sobraba de mi vida:
Tiempos turbulentos, tiempos en calma; tiempos en que, con el dolor característico
de estos procesos, comencé a abandonar los pesos del pasado que no me permitían
volar y en que, con la alegría característica de la libertad, he aprendido a
volar de mejor forma. Proceso que sigue en curso.
3) Año en que supe que la vida se celebra y el dolor
siempre pasa: Fue particularmente un año difícil en mi salud física y mi
estabilidad emocional, pero la debilidad de mi cuerpo y la fragilidad de mi
corazón me permitieron ver fuerzas mayores que me sostenían. Vi a Dios sosteniéndome
y dándome alivio en la ternura de un abrazos, en las palabras certeras y en los
silencios precisos de aquellos que me aman e incluso en mis momentos de soledad conmigo
misma. Y aunque en momentos creí morir de dolor (del cuerpo y el corazón), hoy
me siento más viva que nunca y agradecida de todo.
4) Año en que me he comenzado a amar: Con todos los
diferentes procesos vividos he comenzado a amarme, a amar esas cosas bellas de
mí, a aceptar las que no me gustan tanto, a asumir las que de lleno son feas (y
hay que mejorar) y a agradecer las que
son simplemente obra de Dios y fruto de la vida. La libertad de ser perfectamente
real con mis imperfecciones ante los demás y de, con gratitud, aplaudirme
mis propios logros cuando los tengo es
simple consecuencia de comenzar a amarme como Jesús me ama, aunque sea tan solo
un poco.
5) Año en que descubrí que aunque no tenía raíces, sí
tenía alas: Viajar se convirtió en mi actividad favorita, y aunque en su mayoría
lo hago por trabajo (trabajo que amo) es un placer. Conocer la otredad te da
sentido de pertenencia, te permite ensanchar el corazón y la mente, te da conciencia de lo pequeñito que somos cada uno por si solo y de lo grande que
podemos ser todos juntos, de lo grande que es Dios y de lo maravilloso que es
su creación. Viaje de forma literal de Arica a P. Arenas, conocí la zona sur de
Perú y varios estados de Venezuela, volé sobre otros tantos lugares, conocí los
arboles de muchos amigos y fue un placer volver al nido de mis padres. Destaco
en especial mi viaje a Macchu Picchu porque allí vi la maravilla de la creación
del hombre y la aún más maravillosa creación de Dios. Y lo más genial, todos
esos viajes sin tener lucas (dinero) ¿cómo? Ni idea, pero Dios me bendijo.
El 2013 fue un año agridulce, cosa amargas y dulces entremezcladas, tuve todo tipo de emociones que no me cabían en el pecho. Me reí a gritos y lloré a gritos; me sentí morir en algunos momentos y en otros me sentí tan viva; en momentos perdí la esperanza y luego la esperanza me encontró a mí; en momentos ni sabía quién era yo, pero luego vi tan clara mi verdadera identidad; en momentos quise abrazos y en otros quise más abrazos aún ajajajaja… Al mirar hacia atrás sólo me queda por decir… Mi corazón está agradecido… lleno de esperanza, de ansiedad calmada y de una nueva confianza.
y ahora