sábado, 18 de enero de 2014

Un corazón Agradecido

Aunque ya estamos a casi mitad del primer mes del 2014 necesito dar gracias por el 2013 y dejar por escrito la constancia de mi gratitud, para NO olvidarla y poder recordarla en esos momentos en los que uno sí olvida todas las bellas cosas.
"BENDICE alma mía al SEÑOR y NO OLVIDES ninguna de sus bondades..."♡ 

   El 2013 fue un año en el que me pareció haber vivido 1000 días… porque ¿cómo es que alcanzan tan sólo 365 días para vivir tantas cosas?... fueron muchas, muchas cosas, pero todas, todas, todas tienen un mismo fin y significado para mí, me llevaron a aprender a confiar en el único ser que me amará incondicionalmente, Dios… y a disfrutar de todos aquellos seres que no son incondicionales, pero que se acercan mucho a ello… mis queridos amigos y mi familia.


Destaco 5 cosas de mi año: 


1) Año en que Narnia se hizo más real en mi mundo: Comencé mi labor como obrera de la misión estudiantil y sí, vivo intentando ver a Aslan en todas las cosas de este mundo. La misión comenzó junto a otras cuatro personas Frano, Paula, Marco, Daniel y Hans con los que aprendí que dos (6 en este caso) son más fuertes que uno y a, simplemente, estar dispuesta; juntos hemos visto la misericordia de Dios en la misión estudiantil de Chile. Pero Narnia no se limitaba a ellos, en un viaje de un mes a Venezuela comprendí que la presencia de Aslan estaba en todo el mundo y que la aventura la vivía junto a los demás soñadores de latinoamerica. Aprendí a disfrutar la gracia de la comunidad, mis parámetros de lo conocido crecieron y mi corazón se ensancho.  La cotidiana aventura en Narnia es maravillosa y para mi es posible vivirla porque existe un batallón detrás mio; un grupo de colaboradores, de amigos, de hermanos y de familia apoyándome.  Aslan es tan real y todos los días siento su abrazo a través de ellos.

2) Año en que comencé a sacar lo que sobraba de mi vida: Tiempos turbulentos, tiempos en calma; tiempos en que, con el dolor característico de estos procesos, comencé a abandonar los pesos del pasado que no me permitían volar y en que, con la alegría característica de la libertad, he aprendido a volar de mejor forma. Proceso que sigue  en curso.

3) Año en que supe que la vida se celebra y el dolor siempre pasa: Fue particularmente un año difícil en mi salud física y mi estabilidad emocional, pero la debilidad de mi cuerpo y la fragilidad de mi corazón me permitieron ver fuerzas mayores que me sostenían. Vi a Dios sosteniéndome y dándome alivio en la ternura de un abrazos, en las palabras certeras y en los silencios precisos de aquellos que me aman  e incluso en mis momentos de soledad conmigo misma. Y aunque en momentos creí morir de dolor (del cuerpo y el corazón), hoy me siento más viva que nunca y agradecida de todo.

4) Año en que me he comenzado a amar: Con todos los diferentes procesos vividos he comenzado a amarme, a amar esas cosas bellas de mí, a aceptar las que no me gustan tanto, a asumir las que de lleno son feas (y hay que mejorar) y a agradecer las que son simplemente obra de Dios y fruto de la vida. La libertad de ser perfectamente real con mis imperfecciones ante los demás y de, con gratitud, aplaudirme mis propios logros cuando los tengo  es simple consecuencia de comenzar a amarme como Jesús me ama, aunque sea tan solo un poco.

5) Año en que descubrí que aunque no tenía raíces, sí tenía alas: Viajar se convirtió en mi actividad favorita, y aunque en su mayoría lo hago por trabajo (trabajo que amo) es un placer. Conocer la otredad te da sentido de pertenencia, te permite ensanchar el corazón y la mente,  te da conciencia de lo pequeñito que somos  cada uno por si solo y de lo grande que podemos ser todos juntos, de lo grande que es Dios y de lo maravilloso que es su creación. Viaje de forma literal de Arica a P. Arenas, conocí la zona sur de Perú y varios estados de Venezuela, volé sobre otros tantos lugares, conocí los arboles de muchos amigos y fue un placer volver al nido de mis padres. Destaco en especial mi viaje a Macchu Picchu porque allí vi la maravilla de la creación del hombre y la aún más maravillosa creación de Dios. Y lo más genial, todos esos viajes sin tener lucas (dinero) ¿cómo? Ni idea, pero Dios me bendijo.  
   El 2013 fue un año agridulce, cosa amargas y dulces entremezcladas, tuve todo tipo de emociones que no me cabían en el pecho. Me reí a gritos y lloré a gritos; me sentí morir en algunos momentos y en otros me sentí tan viva; en momentos perdí la esperanza y  luego la esperanza me encontró a mí; en momentos ni sabía quién era yo, pero luego vi tan clara mi verdadera identidad;  en momentos quise abrazos y en otros quise más abrazos aún ajajajaja…  Al mirar hacia atrás sólo me queda por decir… Mi corazón está agradecido… lleno de esperanza, de ansiedad calmada y de una nueva confianza.
 “Sus Misericordias son nuevas cada día”

y ahora



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