viernes, 7 de febrero de 2014

Mi oración fue escuchada...

¡Bendito seas, Dios mío,
por atender a mis ruegos!
Tú eres mi fuerza;
me proteges como un escudo.
En ti confío de corazón,
pues de ti recibo ayuda.
El corazón se me llena de alegría,
por eso te alabo en mis cantos...  
(Salmos 28:6-7 TLA)

   Hace exactamente 7 meses compartí lo que desde mi dolor era una oración de clamor (Señor, pero..), hoy puedo ver con claridad que fue respondida. Comparto ahora desde mi alegría una oración de gratitud por ello. 

Mi Oración...

Señor, gracias porque tienes el control de todo, 
Te alabo porque sé que lo tienes y siempre me lo has demostrado, 
Señor, hay tanto que yo aún no entiendo. 
Y aunque sigo teniendo esas conclusiones lógicas en mi mente 
me has enseñado a no depender de ellas.
Señor, cada vez que vino la angustia tú fuiste
(y seguirás siendo) mi calma más allá de la razón

 Señor, gracias por ser el amor supremo y el abrazo constante, 
Te alabo porque lo vivo y me lo demuestras cada día, 
Señor, tus afectos disiparon el dolor, 
No dejaste que mi corazón se cerrara,
Ni que la esperanza que pusiste en él se corrompiera, tú la aumentaste. 
Señor,  he aprendido a no mirar mis circunstancias, 
Sino que a ir viendo la vida a través del filtro del amor de Cristo. 
   
Señor, gracias por ser perdón y misericordia 
Te alabo porque por ello vivo y más que nunca me lo has demostrado 
Señor,  aunque aún me cuesta, ya no me olvido de dar lo mismo a los que me dañan 
Gracias por hacerme ir más allá de mis propios juicios 
Gracias por enseñarme a perdonar  y a perdonarme 
En tus fuerzas si puedo 
Aquí sigue estando mi corazón, aún más dispuesto.     

Señor,   gracias por ser  fuerte y sabio 
Te alabo porque me sostienes y siempre me lo has demostrado. 
Señor, sé que soy frágil, pero tú estuviste (y estarás) conmigo en mi adversidad 
Gracias por darme el valor de aferrarme a tu fortaleza y dejar de buscar la mía 
Gracias por no dejar que las vivencias me endurecieran y adquiera posturas o mascaras 
Gracias por que me has hecho adquirir más sabiduría y más sinceridad 
Señor, gracias porque por sobre todo ha prevalecido tu palabra y tu verdad.   

Señor, me has dejado verte en todas mis circunstancias. 
¡Señor, Gloría a ti!  ¡Tú Gloria es por sobre todo y más allá de todo!
Señor, Gracias porque tú eres mi SEÑOR. 
Amén!

jueves, 6 de febrero de 2014

Dar frutos ¿...?

... ¿Dar frutos será la actividad vital de un árbol?... ¿Nosotros damos frutos? 

¿Has dado frutos?  He escuchado esta pregunta muchas veces, y me he dicho: No porque no soy árbol ajajajaja (ok, es fome)… ya en serio  ¿A qué se refieren cuando preguntan esto?  ¿Qué es un fruto? y ¿Por qué yo debería darlos? He notado que cada vez que alguien habla de fruto o pregunta por frutos se refiere a los “frutos del espíritu” que menciona el texto bíblico y a que si se ha “compartido el evangelio a otras personas”.

   Los frutos del espíritu serían, según el texto bíblico: "amor, alegría (gozo), paz, paciencia, amabilidad (benignidad), bondad, fidelidad (fe),  humildad (mansedumbre) y dominio propio (templanza)" (Gálatas 5:22 NVI)  y "... toda bondad, justicia y verdad" (Filipenses 5:9 NVI)

  Al ver cuáles son los “frutos” creo que cualquiera persona, consideraría que son las cosas que te harán ser un mejor ser humano  y ante ello no hay cuestionamiento, es más, creo que la mayoría de nosotros (cristianos o no) aspiramos a tener esas “cualidades”. Además, teniendo esas cualidades demostraremos y compartiremos el evangelio con otros. ¡Todo calza!

   Pero... entonces por qué la pregunta ¿Has dado frutos? me molestaba tanto. Pues porque me hacía ver los “frutos” como “una lista de cualidades” que, al analizarme sinceramente, no cumplía. La pregunta se transformaba en una especie de sentencia que  me forzaba a evaluarme, a ver que no tengo muchos frutos y a forzarme a producirlos… pero epa! eso es antinatural ¿Qué árbol se esfuerza por dar frutos?... pues ninguno… entonces ¿Cuál es la actividad vital del árbol?  Es aquí donde va lo nuevo para mí (que es muy obvio para muchos, pero yo lo acabo de descubrir).

  La actividad vita del árbol es, simplemente, lo vital, osea, mantenerse vivo.  El árbol sólo debe buscar el agua suficiente a través de sus raíces y la luz de sol suficiente a través de sus hojas, hacer esto lo mantendrá vivo y ayudará a su desarrollo y crecimiento.  Entonces, un árbol que se nutre dará frutos como consecuencia natural de su desarrollo. El árbol no anda esforzándose por producir sus frutos, el sólo se alimenta.

   Ok, no somos árboles, pero la analogía del fruto es válida si nos vemos a nosotros mismos como estos seres vegetales. Desde esa perspectiva, no debo esforzarme por cumplir “una lista de cualidades” o forzarme a tener “comportamientos correctos” que den cuenta de esas cualidades. No está en mi esfuerzo, los frutos son resultado del desarrollo natural y el desarrollo natural se da como consecuencia de la alimentación suficiente,  es decir de estar nutridos.

Entonces… ¿Qué es lo que yo debo hacer?  Yo debo alimentarme de Cristo, sólo así estaré nutrida y saludable para tener un desarrollo normal.  Jesús dijo: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:4-5 NVI).

   Comprender esto me alivio ¡rayos… es horrible vivir tratando de cumplir con una lista de cualidades¡ Se trata de nutrirme de la fuente de vida, de permanecer en comunión con el Padre con la certeza de que he sido reconciliada con Dios sólo a través de Jesucristo y que en mí mora el consolador que me ayuda a vivir de la forma que Dios quiere que viva.

   ¿Pero cómo me nutro?  Creo que implica varias cosas, pero de forma práctica es  rendir mi corazón a diario, relacionarme con Dios a través de una oración sincera y de meditar en su palabra… esto tendrá como consecuencia los frutos del espíritu en mi corazón que se harán visibles en actos concretos en la cotidianidad de mi vida… “El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él” (Juan 14:23 NVI) Pero ¡ojo¡ el foco no está que  queramos dar frutos, sino en que permaneciendo en Él lo natural es que los demos.

    Esto no significa que los frutos del espíritu se darán de forma progresiva en un tiempo extenso, sino que se darán como consecuencia natural sin estar determinado por la temporalidad. Esto es diario, cada día debo alimentarme de Cristo para permanecer en él y ser un árbol nutrido y saludable.

   Si en comunión con Él, aprendo y vivo su palabra seré….

… como el árbol
    plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
    y sus hojas jamás se marchitan.
    ¡Todo cuanto hace prospera!
      (Salmo 1:3 NVI)

Quizá la pregunta correcta no es ¿Has dado fruto? 
sino ¿Te has alimentado de Jesús?