martes, 10 de septiembre de 2013

40 años después...


Este año se cumplen 40 años de algo que no viví y que no está en los libros de historia de mi país, pero que está en la consciencia y la boca de todos nosotros… que con mayor o menor intensidad se ha marcado en los corazones. No lo viví, pero es también mi historia.

Nada de lo que diga u opine sobre el golpe de estado y los  17 años que le siguieron será nuevo, realmente fundamentado y definitorio porque todo lo que sé es transmitido de segunda mano, me lo han contado otros y por eso lo que veo es el cumulo de cosas que pasaron por otros ojos. Pero independiente de que yo no pueda tener la versión más objetiva acerca de los hechos pasados, puedo perfectamente hacerme una idea de la situación presente; “Nuestro país está quebrado, porque así están aún los corazones de nuestra gente”.

No tengo gran influencia, no soy líder de opinión, ni tengo el poder de hacer justicia para nadie  y sé que los que lean esto están en la misma situación que yo, pero… ¿podríamos hacer algo más que darle “Like” a los estados de Facebook y  twitear cosas con respecto al tema? ¿Es válido ser pasivos o no tener opinión? ¿Qué se supone que debemos hacer aquellos que tenemos a Cristo por esta situación?

La reflexión de un amigo, Gustavo Sobarzo (Secretario General de GBUCh), responde, de alguna forma, a estás preguntas. Aquí comparto su reflexión:

El próximo año, nuestro Grupo Bíblico Universitario cumple 50 años de vida. De esta edad, deducimos y comprendemos que el ambiente en el cual se gesta el "brazo de la Iglesia en la universidad" no estuvo ajeno a la contingencia nacional. Los diez primeros años del GBU, cuando tal vez no existía conciencia de los alcances futuros que tendría la obra, fueron en un contexto muy politizado, de ideales e ideologías, doctrinas, convicciones y reflexión, en que la Universidad era protagonista de grandes cambios. Aquí es donde hombres y mujeres, que no son escencialmente diferentes a cualquier gbuista de hoy, compartían su fe, la vivían y decían firmemente que DIOS tiene que ver con nuestra vida cotidiana. Esta generación es tal vez una de las más comprometidas con la obra estudiantil. Hasta hoy, muchos de ellos siguen vinculados, apoyando en todo sentido el avance de esta misma labor, en el siglo 21.


La segunda y tercera generación de estudiantes del GBU, vivió el cambio más dramático que ha tenido Chile en el último tiempo. El golpe de estado, con el cual se rompe la democracia chilena, y que remeció profundamente todo nuestro Chile, y desde luego la Universidad. Fue un tiempo violento y triste. Y el GBU no estaba en otro planeta. Sufrió el remezón.  
Quizás pocos GBUistas de hoy conocen el hecho que uno de nuestros hermanos, participante del GBU de Concepción fue asesinado 12 días después del golpe. Felipe Campos es su nombre. Fueron tiempos turbulentos, y este hecho afectó profundamente a sus amigos del núcleo al cuál pertenecía. 

En todo Chile, se cerraron carreras. Otras continuaron irregularmente, con más de la mitad de sus alumnos desaparecidos o detenidos.  
Josué Fonseca, quien fuera el '73 Secretario Ejecutivo del GBU en Concepción, nos cuenta:
"Para los marxistas eramos facistas, y para los de derecha eramos comunistas, siempre nos dieron duro, pero aguantamos; El golpe del 73 me encontro como Sec.Ejecutivo en Conce, junto a otro estudiante, y fuimos ante los rectores delegados (militares) de cada universidad para decir quienes éramos, y qué haciamos; solo un capitan de ejercito que fue nombrado en la UTecnica (hoy UBioBio) no echo de su oficina a punta de metralleta y nos prohibio todo tipo de reunion religiosa. Nosotros cinco nos fuimos inmediatamente detras de ese mismo edificio de rectoria y nos pusimos a orar y llorar, con miedo de los militares."

Mi papá, Jorge Sobarzo, también era estudiante en ese entonces. Él relata que luego del golpe, estaban prohibidas todas las reuniones en la universidad. Mas ellos con admirable convicción, sabían que no podía detenerse la obra cristiana en aquel momento. En la U de Concepción, continuaron reuniéndose. Apenas habían vuelto a clases en Noviembre del '73. Cada semana tenían una reunión de núcleo, amparados en la ayuda de un guardia (quien al parecer era adventista) que les 'avisaba' si venía alguien. Pero no era suficiente. Tenían que orar. Orar por un Chile quebrado. Orar por las familias perseguidas. Orar para que hubiera esperanza.  
Decidieron volver a reunirse, cada día a las 12:00 del día en el Campanil. Sitio emblemático de la universidad. Oraban por aproximadamente 10 minutos. Al principio, eran pocos los que se atrevían a desafiar tan abiertamente en un campus tomado por los militares. Pero con los días fueron más... y luego más... y más... hasta que llegaron a ser casi 200 personas orando en el campanil!...

Mi papá me cuenta que muchos estudiantes aprovechaban (dada la prohibición de hacer reuniones) esta instancia para agruparse y organzarse en sus propios intereses. Y los GBUistas lo sabian!... pero en ese mismo contexto, aprovechaban de compartir la fe... ¡Y muchos conocieron al Cristo vivo! Al que estaba allí con ellos. Al que en medio de ese ambiente de terror, les daba fuerzas y les daba esperanza. 
El GBUCh debía continuar. Había mucho trabajo que hacer. El '74 se realizó el Congreso Nacional en Concepción. Un grupo pequeño de estudiantes salió en una citroneta a buscar provisiones a los grupos locales desde Valparaíso al sur. Mi papá, Josué Fonseca, Tito Zabala y Carlos Astudillo viajaron para visitar a hermanos, núcleos e iglesias. En tiempos de toque de queda y de amenaza constante, no fue fácil. Pero lo hicieron. Sabían que había algo que valía la pena
Más allá de lo anecdótico que hoy puede parecernos varias cosas que pudieran contar los GBUistas de aquella época, hoy hago este relato porque creo que hay cosas que podemos rescatar.
-La generación de estudiantes de hoy no vivieron el golpe militar, sin embargo creo necesario que recordemos que es un hecho que hasta hoy (aunque algunos quieran hacernos creer que es un capítulo cerrado) marca a los chilenos y en especial al universitario chileno. 
-Tenemos una responsabilidad como cristianos de oír los clamores de nuestro contexto. Y en ocasiones también de hacerlos nuestros propios clamores. Y hoy somos testigos de que hay clamores... de justicia, de dolor, de ser oídos. Y otros clamores también... de rencor, de orgullo, de derrota, de hastío.  
-Los GBUistas de ese entonces, así como hoy, son de distintos colores políticos. Pero esto no impide (o no debería ser impedimento) de involucrarnos. Ellos no se enajenaron... no tenían alternativa. Chile entero hoy recuerda lo que pasó hace 40 años. ¿Puede el GBU hacer como que no pasa nada? Abramos nuestros ojos y oídos. Toquemos. Estemos presentes. 
-Esa generación de estudiantes no eran necesariamente más valientes que la actual. Simplemente les tocó. Pero ellos fueron capaces de oír la voz de Dios, y responder. Varios de ellos hicieron cosas bien concretas, sobretodo en los años que siguieron. Pero en ese momento... la labor que cumplieron fue sencilla, quizás pequeña para algunos, pero fue lo que era necesario. Sembrar esperanza.

Y yo creo que eso es lo que el GBU tiene que hacer hoy, más que nunca. Continuar el trabajo de sembrar la ESPERANZA en la Universidad Chilena. La esperanza que sólo tenemos en Cristo. Nuestro Chile necesita volver a creer. Hay hambre y sed de justicia. Los clamores indican que hay desesperanza de ser oídos y satisfechos. Los jóvenes no creen en quienes serán los futuros gobernantes de nuestro país. Los estudiantes no creen en las instituciones, en la religión, en los políticos. No creen, porque no hay esperanza. O si tienen 'esperanza', hoy la depositan en cosas que por si solas son un espejismo... 
Mi oración, y anhelo de esta generación, es que seamos sembradores de esperanza. 
No nos callemos lo que hemos visto y oído. No nos callemos la esperanza que hay en nosotros.  
40 años después. Eso es lo que debemos hacer como GBU. 
Gustavo Sobarzo. 


Hagamos nuestras estás palabras: 
"No nos callemos lo que hemos visto y oído. 
No nos callemos la esperanza que hay en nosotros."